Casi once meses después de aquel fatídico partido de octubre en Vitoria, cuando se rompió el ligamento cruzado anterior y sufrió además una lesión en el menisco externo, Nicolás Laprovittola volvió a sentir la adrenalina de la alta competencia. La espera fue larga, con cirugía, recuperación y un proceso de rehabilitación exigente que lo tuvo fuera de las canchas por 345 días. Su ausencia se sintió en un Barcelona que padeció toda la temporada la falta de bases y terminó con las manos vacías. Ahora, con su regreso, Joan Peñarroya recupera a una de sus piezas más determinantes en la creación y el goleo exterior.
El estreno oficial se dio en Sofía, en un partido que no dejó margen para alegrías colectivas: derrota culé por 103-87 frente al Hapoel Tel Aviv. Sin embargo, dentro del tropiezo, la actuación de Lapro fue una luz de esperanza. En apenas 12 minutos en cancha aportó 6 puntos, 3 asistencias y 2 robos, mostrando que su capacidad para marcar diferencias sigue intacta. No necesitó demasiado para encender al equipo y dejar la sensación de que, cuando recupere ritmo y confianza, volverá a ser ese faro ofensivo que brilló antes de la lesión.
El regreso tuvo además un condimento especial: compartir la cancha con Juani Marcos, el joven rosarino que debutó en la Euroliga y que busca aprender del recorrido de un referente en su misma posición. Barcelona perdió y deberá ajustar mucho para competir en el máximo nivel continental, pero el regreso de Laprovittola es, en sí mismo, una victoria.