El Super Rugby Pacific está considerando incorporar una franquicia en la costa oeste de Estados Unidos (como Los Ángeles o San Diego), como parte de un plan estratégico para fortalecer el rugby en ese país antes de los mundiales de 2031 (masculino) y 2033 (femenino), ambos organizados en dicho país.
La preocupación de World Rugby por el bajo nivel competitivo del seleccionado estadounidense, que no clasificó al Mundial 2023, ha impulsado negociaciones de alto nivel con dirigentes en Los Ángeles. Se evaluó incluso retrasar el Mundial masculino a 2035, pero finalmente se decidió apostar por un desarrollo ahora.
Una posible expansión de Super Rugby incluiría equipos estadounidenses con jugadores locales, siguiendo el modelo de lo que fue Jaguares para la Argentina o lo que actualmente es Fijian Drua, aunque en esta oportunidad con refuerzos de calibre internacional. Esto también abriría un mercado atractivo para Nueva Zelanda y Australia, especialmente tras el acuerdo económico entre NZ Rugby y la compañía de inversiones Silver Lake.
La expansión busca no solo elevar el nivel de Las Águilas, tal como lo hizo consolidando jugadores en Los Pumas desde 2016, sino también aprovechar el interés comercial y la numerosa comunidad extranjera en ciudades como Los Ángeles. Sin embargo, persisten desafíos como la baja competitividad y la falta de una estructura coordinada de desarrollo.
El CEO de NZ Rugby, Mark Robinson, confirmó que "las conversaciones están en curso" y que se necesita una estrategia integral que incluya desarrollo de jugadores, entrenadores y estructuras profesionales. Aunque la incorporación de un equipo estadounidense no será inmediata, podría concretarse hacia 2028, tras el Mundial en Australia.