Si te cuesta motivarte para hacer actividad física y siempre ponés excusas, estas son algunos consejos que pueden servirte.
Elegí bien tu actividad
Si querés que el ejercicio sea una parte de tu vida es necesario que disfrutes haciéndolo. Hay tantas disciplinas diferentes y variados como gustos existen, como, por ejemplo, zumba, aquagym, body pump, pilates, yoga, crossfit, spinning. Además de los deportes al aire libre que te ayudan a desconectar o te permiten entrenar mientras escuchas tu música favorita y te brindan un tiempo para vos solo.
Mantener la motivación
Un exceso de motivación inicial puede ser contraproducente a la hora de tener una relación duradera con el ejercicio. Cuando tomamos la decisión de empezar a llevar una vida más saludable, los dos primeros puntos que aparecen son la alimentación y el ejercicio. Si decidís cambiar de forma brusca la forma de vida, es posible que te sea difícil mantenerlo y lo dejes. A nivel emocional, puede ser un choque demasiado brusco, por lo que es mejor no esperar ver cambios de un día para otro.
Obviamente, la motivación inicial es indispensable, pero debés asegurarte otras para mantener el ritmo. Pensar en los beneficios que ofrece el ejercicio, pensar en como estarás en un tiempo si no lo hacés, verlo como algo entretenido…
Buscar un aliado
Comprometerte con un compañero de ejercicio pone las cosas un poco más fáciles y más aún en los días en los que faltan las ganas, ya que tendrás una fuente de apoyo. Como así también realizar actividades grupales donde podrás conocer gente.
La importancia del descanso
Es necesario para que el cuerpo y los músculos se recuperen del ejercicio, pero por otro, te puede descentrar y acabar con la motivación si te tomás estos días como días de “fiesta”. Descansar es, simplemente, darle al cuerpo la pausa que necesita para recuperarse y no un día para comer lo que no comiste entrenando. También es importante vencer la pereza durante los días que no entrenes.
Equipamiento
Si bien no es indispensable gastar mucho dinero para tener el equipamiento y la ropa necesaria para hacer ejercicio, sentirse bien con uno mismo y verse bien cuando uno se mira en el espejo es otra fuente de motivación. Son elementos que facilitarán la forma en la que practicás ejercicio y supondrán pequeños premios que mantendrán tus ganas.
Ser realista
Hay que ponerse objetivos realistas y fáciles de conseguir para no frustrarse rápido. Las metas pequeñas servirán como motivación: aguantar un par de kilómetros más, levantar un poco más de peso, notar más tonificación muscular, etc.
Planificar
Tené claros los aspectos logísticos, como elegir un deporte al que te puedas unir fácil, o un gimnasio que te quede cerca y al que puedas ir con facilidad. Organizá tu agenda para aquellas horas para dedicarlas a esto.