En el día que Unión confirmó a Sebastián Méndez como el nuevo técnico de Vélez, un grupo de hinchas autoconvocados ingresó al entrenamiento del Fortín para increpar a los jugadores en la Villa Olímpica.
"El viernes cueste lo que cueste...", "En Vélez Sarsfield, hay que ganar, y no pensar a qué boliche ir a bailar..." y "Jugadores, la con... de su madre..." fueron algunos de los reclamos que escucharon los futbolistas, mientras trabajaban bajo las ordenes de Marcelo Bravo, el entrenador interino.
Preocupados por el presente del equipo, los simpatizantes les pidieron "resultados urgentes" a los jugadores y el cuerpo técnico en la antesala del partido contra Arsenal en Liniers.
Santi Cáseres, Lucas Janson y Leo Burián se acercaron hasta el alambrado para dar la cara y conversar. "¿Nosotros nos tenemos que hacer responsables? Sin duda, porque tenemos que dar mucho más. Pero el compromiso lo tenemos y sufrimos esto".
La semana ya se había caldeado con las pintadas y amenazas contra el Centro Ortopédico de Adrián Peláez, el vicepresidente de Vélez. "Renuncien o hay balas, chorros" y "Fuera la Cruzada" escribieron en la persiana del establecimiento que se encuentra a tan solo unas pocas cuadras del Estadio José Amalfitani.