Juan Pablo es santafesino y realiza un Máster en Buenos Aires. Por ese motivo, cuando viaja a la capital del país para estudiar, suele alquilar a través de una aplicación.
Esta vez, eligieron una casa grande junto a varios amigos, y se encontraron con que la persona que les alquiló la vivienda, los espiaba y escuchaba a través de las cámaras de seguridad.
Entraron a la aplicación Airbnb y encontraron una casa bastante linda para 12 personas. "Pagamos un montón de plata, como 1.600 dólares las tres noches -para el jueves, viernes y sábado- y somos todos del interior, de Tucumán, Salta, Neuquén" detalló Juan Pablo.
"La casa era muy linda, tenia un montón de cuartos, un quincho, hasta sala de juegos. La señora nos dijo que había cámara por seguridad en el frente de la casa y en la parte trasera, las vimos, eran cámaras de vigilancia normal. Estábamos en una zona donde está el asador y un día a la noche, eramos 10 y vinieron algunos más a comer un asado, había algo de música de fondo pero no era una fiesta ni nada por el estilo, y la dueña nos mandó un mensaje y nos dijo que nos vayamos que la vecina le dijo que estábamos haciendo una fiesta con música, y ahí medio agresiva nos pidió un check out y le pedimos disculpas y arreglamos la situación" relató el hombre.
Si bien hasta el momento se sentían observados, todo escaló cuando descubrieron que también los estaban escuchando: "Medio en chiste dijimos que raro esto, porqué no desconectamos la cámara, y al toque nos llega un mensaje de la dueña que nos dice que porqué queremos desconectar las cámaras".
"Nos damos vuelta y encontramos una cámara distinta, que encima apuntaba a la pileta" agregó. Además, al otro día les escribió que escuchaba que "le tomaban el pelo".
No conforme con esto, les quiso cobrar una gran suma de dinero por dejar la casa 20 minutos más tarde por limpiar el lugar. También se quejaron con la aplicación, y la única respuesta que les dieron, fue cerrarle la cuenta y hasta borrar la crítica negativa.
Santiago Aramburu es abogado especialista en turismo y explicó que hay un tema central cuando hablamos de alojamiento físico "que es la cuestión de la jurisdiccionalidad".
En el caso de la ciudad de Buenos Aires, tiene una ley que dice que el alojamiento debe estar inscripto en un registro específico.
Sobre las cámaras, afirma que viola principios en general que no tienen que ver con el turismo, pero que pueden ser plausibles de alguna sanción. Lo importante es el deber de información.