Un día como hoy, un 8 de junio pero de 1928, se inauguraba en la ciudad de Santa Fe el Puente Colgante.
La historia cuenta que el proyecto nació a principio de la década del 20 y que su principal objetivo fue sostener el acueducto.
Las piezas metálicas de la obra fueron encargadas a las empresas francesas la Societé des Chantiers et Ateliers y la M. G. Leinekugel le Cocq, ambas con base de operaciones en Gironda, Francia.
Rudy Greter, decano de la Facultad Tecnológica Nacional sede Santa Fe, casa de altos estudios que se dedicó a estudiar esta obra, brindó detalles de la misma para recordar este nuevo aniversario del ícono por excelencia de la ciudad.
En primer lugar, el experto sostuvo que “desde el punto de vista de los ingenieros, fue una obra muy interesante. Se decidió hacerlo colgante porque permitía dejar libre el cauce de la laguna para permitirle el paso al camalotal que suele hacer presión sobre los puentes tradicionales”.
Sobre el dramático y triste momento que vivió la ciudad en 1983 cuando una inundación colapsó el puente, Greter recordó que una de las empresas francesas que construyó las piezas metálicas se ofreció meses antes de la caída a hacer un estudio de la situación del puente, sin costo alguno. Por aquellos tiempos, el gobierno de Santa Fe no le contestó.
Consultado sobre el debate que generó la reconstrucción por el monto que significaba para la provincia, el decano de la Facultad Tecnológica Nacional sede Santa Fe subrayó que “la decisión de la reconstrucción fue una buena decisión porque es parte de la identidad de Santa Fe y del patrimonio arquitectónico de la ciudad. A los santafesinos nos cuesta mucho cuidar el patrimonio. Esta obra es un mensaje en este sentido”.
Finalmente, el ingeniero recordó que “las torres del puente no son exactamente iguales porque una es la original (la del lado oeste) y la otra es una réplica. Si miran con atención verán que una está roblonada (técnica de construcción utilizada a principios de siglo) y la otra soldada”.