El martes 25 de mayo, mientras muchas familias tenían la suerte de disfrutar de un rico locro patrio o alguna otra comida alusiva a la fecha, otras tantas ni siquiera tenían un pedazo de pan para comer.
Como ocurrió en Barrio Sargento Cabral, donde en Avellaneda al 5800 los vecinos encontraron a tres hermanitos de tres, cuatro y siete años comiendo de la basura.
Ante el desolador panorama llamaron al 911. La policía acudió rápidamente al lugar y se encontró con la triste escena. Los niños estaban desabrigados y comiendo en el piso lo que sería lechuga en mal estado. Al acercarse los agentes y entrevistarlos los nenes manifestaron que lo hacían porque tenían hambre.
Ante la presencia de los oficiales, la madre de los menores salió de la casa y a los gritos quiso meter a los nenes adentro. Sin embargo, los oficiales frenaron su acción.
Posteriormente, tomó intervención la Secretaría de la Niñez donde constataron que no era una situación nueva, sino que la familia ya venía siendo monitoreada ante el nivel de vulnerabilidad social en el que se encontraban los niños.
Finalmente, la madre y sus hijos fueron retirados de la vivienda y se dispuso que los menores queden a resguardo del organismo, lejos de su progenitora ante los antecedentes familiares que ponen a los menores en riesgo.
Un panorama triste, pero cada vez más habitual
Por el móvil de LT10, Patricia Chialvo secretaria de la Niñez manifestó el crecimiento en la cantidad y la gravedad de estos casos que en el último tiempo aumentaron un 60%.
“Son situaciones muy duras e incluso límites”, expresó. Además, señaló que los hechos se conocen por la asistencia de los chicos a la escuela o al médico, pero por la pandemia y al estar encerrados, los casos se invisibilizan y son más difíciles de detectar.