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El gobierno de Siria, cuya feroz represión dejó un centenar de muertos desde el viernes pasado, condenó ayer las protestas masivas contra el régimen de Bachar el Asad, a las que calificó de "ataque de bandas criminales" contra las fuerzas de seguridad.


Tras la represión del sábado, cuando miles de manifestantes se reunieron para el entierro de las víctimas de la llamada "Masacre del Viernes Santo", en la que al menos 112 personas perdieron la vida, la agencia estatal Sana dijo que "criminales armados" mataron a cinco miembros de una unidad del Ejército en la provincia de Daraa.

Tras ser atacados, prosigue la agencia, los soldados "respondieron y mataron a dos de los agresores" mientras "también fue abatido otro miembro de una banda criminal" en otra parte de la provincia.

Por otra parte, un destacado abogado de derechos humanos sirio fue detenido en Damasco tras la violenta acción de las fuerzas de seguridad de ayer contra los opositores, informó la agencia de noticias Europa Press.

Daniel Saud, líder del Comité de Defensa de la Democracia, las Libertades y los Derechos Humanos en Siria fue arrestado pese al levantamiento por parte del presidente del país, Bashar al Assad, del estado de emergencia, vigente durante 48 años.

"Condenamos además las detenciones arbitrarias a gran escala de los disidentes y activistas pro-democráticos, así como de los manifestantes pacíficos pese al levantamiento de la ley de emergencia", señala un comunicado de varios grupos.

El sábado, al menos 14 personas murieron por la feroz represión lanzada por las fuerzas de seguridad, que dispararon contra miles de manifestantes que asistían a los funerales de aquellos que habían muerto en la represión de las protestas del día anterior.

El movimiento de protestas sirio surgió hace seis semanas con manifestaciones a favor de reformas democráticas, pero tras la muerte de varias personas se ha endurecido y exige la caída del régimen de Assad.