En la formalidad se lo llama “aporte extraordinario”, pero es popularmente conocido como “impuesto a los ricos”. Si se transforma en ley, lo pagarán este año los argentinos que, al 31 de diciembre del 2019, hayan declarado bienes personales por una valuación mayor a 200 millones de pesos, algo así como 2,7 millones de dólares según el tipo de cambio oficial de ese momento.
“La idea era sacarlo la semana pasada, podría ser hoy también. Pero lo más probable es que el dictamen mayoritario de comisión, que habilitará su tratamiento sobre tablas, recién se produciría el viernes próximo”, le admitió una fuente del Poder Ejecutivo. Ante la consulta sobre las razones de tal demora, sostuvo que “estamos negociando”.
Sin brindar muchos detalles sobre el tema, admitió que las personas físicas que terminarían pagando el impuesto serán alrededor de 7.500. En un primer momento se habló de 12.000 posibles aportantes, luego se habló de 10.000, ahora mucho menos. Aunque todavía no es ley, el proyecto está siendo revisado en la Administración Federal de Ingresos Públicos, para analizar cómo será su implementación.
Los factores que pueden llevan a los contribuyentes alcanzados de 12.000 a 7.500 son muchos. Desde qué valuación se considera (fiscal o de mercado) hasta cómo considerar las herencias sin sucesión, entre otros. De modo inédito, parece que el peine fino transformará a 12.000 ricos en apenas 7.500.
La titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, podría estar el viernes aclarando cuestiones previamente a la firma.