Lo único que puedo es hacer las cosas de la mejor manera por mi parte, para que pesen las victorias mías en el pasado más que los últimos enfrentamientos, más favorables a él", respondió Nadal cuando fue preguntado por los datos de sus confrontaciones anteriores con Federer.
Un set perdido
Nadal llega a la semifinal pletórico de confianza tras una exhibición ante el número siete mundial, el japonés Kei Nishikori, ante el que consiguió su victoria más contundente de esta edición (6-1, 6-1, 6-3).
Sus partidos este año en la capital francesa han sido un paseo, con la única excepción del duelo de tercera ronda ante el belga David Goffin (29º, exnúmero siete mundial), con el que perdió un set. Ha conseguido ya 91 victorias desde su debut hace catorce años en Roland Garros, donde únicamente perdió dos partidos.
Siempre que consiguió llegar a semifinales pudo luego levantar la Copa de los Mosqueteros, un buen augurio para la recta final de esta edición. Federer, por su parte, regresó este año a París, a un torneo que no disputaba desde 2015, y por ahora está teniendo un recorrido impecable.
También perdió un set, en su caso en los cuartos ante su compatriota Stan Wawrinka (28º), un excampeón en París que parece renacer después de que una doble operación de rodilla le alejara de la élite. "Vine en parte para jugar contra Nadal aquí. Así que eso ya lo tengo", afirmó Federer tras esa victoria de cuartos.
"Como ante cualquier jugador, siempre hay una opción. Si no nadie vendría al estadio para verlo porque ya todo el mundo sabría el resultado por adelantado", apuntó luego en su conferencia de prensa, confiando en poder derrocar al rey del torneo. Federer reconoció que Nadal es el adversario más duro en tierra y que si está al 100% la tarea se complica mucho.
"Contra Rafa todo el mundo sabe que va a ser difícil. Pero nunca se sabe. Puede tener un problema. Puede estar enfermo. Nunca sabes", señaló.