Colón logró una victoria importante en la noche del martes por Copa Sudamericana, no tanto por el rival, sino por el momento que pasa el equipo y la mala campaña que realizó en Superliga.
Sin embargo lo que se vivió anoche en el Cementerio de los Elefantes no fue casualidad. No descubrimos nada con categorizar el tipo de jugador que es Luis Miguel Rodríguez. Sin brillar demasiado hace lo justo y necesario, lo que pide cada situación y lo ejecuta a la perfección.
Ante River de Montevideo participó de los tres goles que convirtió el equipo, dos de ellos no los recordaba y fue quien asistió. En el primer tanto recibe una pelota de la mitad de la cancha, solo con el control y el giro ya le ganó a su marcador. Rápidamente asistió con un pase fino a Wilson Morelo para dejarlo mano a mano, el resto ya es conocido. El gesto técnico es perfecto, de manual, control, giro y habilitación.
El segundo gol llega desde un centro, el “pulga”, vaya paradoja, le gana al defensor uruguayo, que al menos le sacaba veinte centímetros de altura, y dejó solo nuevamente a Morelo para que defina enfrente al arquero. Muchos podrán afirmar que este tipo de participaciones las tiene cualquier futbolista, pero en Colón no hay nadie que lo haga.
Solo hay que remitirse a los números para entender esa afirmación, participó de 11 de los 13 goles que hizo Colón cuando él estuvo en cancha, 5 fueron goles, 6 asistencias. Nadie del plantel de Lavallén tiene tanta injerencia en ofensiva como el “Pulga” Rodríguez. La cuestión, sin dudas, es otra con el delantero en cancha.
También fue parte del tercero, el que selló la clasificación, hizo de pivot, como en el Basquet, para que Nicolás Leguizamón haga el resto. Por lejos, el jugador del partido y la mejor incorporación que hizo Colón en años.
👀 ¡Para volver a ver!
— CONMEBOL Sudamericana (@Sudamericana) May 29, 2019
👏⚽🇦🇷 El triunfo 3-1 de @ColonOficial ante @cariveruruguay para conseguir el boleto a los octavos de final de #Sudamericana pic.twitter.com/7AlfMfxiQa