Lucas Giménez tiene 24 años y emprendió una aventura a dedo con Sol, su pareja. Salieron desde Rivadavia, cruzaron a Chile, y luego llegaron hasta el norte del país vecino. Antes de volver a la Argentina, el joven encontró y adoptó a dos perros de la calle, a los que llamó Pilsen y Serena.
"Pilsen me lo dio en adopción otro viajero y a Serena la conocí llevando a Pilsen al veterinario. Apareció ahí caminando de la nada, y como era muy chiquita la adoptamos a ella también", cuenta Lucas por Primera Tarde.
"Seguimos viajando y ellos fueron creciendo. Fuimos para Bolivia y Perú, los cuatro", continúa. Su hablar es pausado, tranquilo: como relatando el viaje de una familia.
Pero sucedió que cuando ya estaban emprendiendo la vuelta, en Abra Pampa (Jujuy), les robaron todo, así que el padre de Lucas tuvo que ir en su rescate. Y ahí surgió el gran problema: ninguna empresa de transporte accedía a llevarlos con los dos perros.
El joven mendocino no lo dudó: no los iba a abandonar. "Así que decidí que Sol se volviera en bus y yo me volví con Pilsen y Serena a dedo".
"Fue una aventura. Tampoco la pasé tan mal, ¿no?", dice, contento, ya desde su casa de Mendoza. "Yo tenía unas cuantas ampollas y Pilsen tenía una astilla en una de sus patitas pero se la pude sacar. Ellos capaz que estaban cansados pero no pararon nunca ni se quejaron. Yo me levantaba y decía 'vamos', y ellos ahí nomás, se levantan y van atrás mío, caminando", agregó, orgulloso.
"Son re educados ellos. No me puedo quejar", finalizó, feliz.