Los 10 de diciembre del año anterior a la asunción de cada presidente, el orfebre Juan Carlos Pallarols comienza con una de las tradiciones nacionales: viaja por todo el país fabricando artesanalmente el bastón de mando presidencial y dejando que los ciudadanos a lo largo de todo el país colaboren en el cincelado de la plata. Este jueves le tocó al Museo Nacional para la Democracia, en Rosario.
Los bastones son siempre iguales, lo que cambia es la longitud de acuerdo con la altura del primer mandatario: “Cuando es alto, como de la Rúa o Kirchner, eran de 94 centímetros, hay otros de mediana estatura, y los más chicos son de 89 centímetros”, cuenta Pallarols al portal minutouno.com.
Cualquiera puede pensar que un trabajo artesanal de esas características y con el peso simbólico que lleva un objeto como lo es un bastón de mando, puede ser extremadamente costoso. Sin embargo, tras un año de recorrer todo el país en esta tarea, el orfebre sólo cobra $1 por su arte. Sí, el bastón presidencial se paga por sólo un peso argentino.
¿A qué se debe el costo ínfimo de semejante pieza? Pallarols explica que tiene poco gasto en mano de obra y materiales, pero revela el saldo aproximado del objeto: “Son unos 200 gramos de plata. El bastón costaría unos 2 mil o 3 mil pesos entre el metal, la madera, los ayudantes y el estuche, que es lo más caro y me lo donan. Todo lo donan entre varias personas. Hay gente que me trae pedacitos de plata, lo purificamos, y lo juntamos”.
“Si no fuera por la caridad pública, me costaría 1 millones de pesos, porque viajo durante un año para que pueda trabajar todo el mundo. Me pagan la nafta, me invitan a dormir en un club, casas de familia, en un hotel, me dan la comida”, reconoce el artesano.
Sin embargo, Pallarols explica que “el mensaje más grande va en la madera, porque el urunday rubio, tiene unas propiedades increíbles: es barata, se mantiene siempre recta, no necesita lustre y no se corrompe. Sería importante que quien porte ese bastón adopte las propiedades de esa madera”.
“Para mí es importante porque yo durante años no pude votar por las dictaduras, por más que ahora se peleen y hablan de ‘la grieta’, eso es porque estamos en un Estado bastante democrático, tendremos cosas que mejorar”, concluyó el orfebre.