Al desarmar las capas, las sustancias presentes en esta hortaliza se “liberan” hasta que finalmente llegan a nuestro rostro. A continuación, los compuestos vegetales reaccionan al entrar en contacto con el agua que hay justo en la superficie de nuestros globos oculares, produciendo así una nueva reacción química con la que se forma ácido sulfúrico.
Como mecanismo de defensa, los ojos empiezan automáticamente a segregar lágrimas, para así combatir el ácido sulfúrico y volver de este modo a rehidratar toda la zona afectada. Este proceso es básicamente un estímulo natural de nuestro cuerpo ante el “ataque” de un estímulo agresivo que puede resultar dañino para nuestra vista.
¿Cómo podemos solucionarlo?
- Protegerse con unos lentes: Ya sean lentes, gafas de sol o antiparras.
- Meter la cebolla en el congelador: Hacerlo durante un periodo no superior a 60 minutos.
- Cortar la cebolla con una vela encendida: Antes de cortarla cebolla, encendé una pequeña vela cerca, consiguiendo así que el humo y el calor proveniente de la misma absorba parte de esta sustancia de la cebolla, justo antes de que entre en contacto los ojos.
- Usar un cuchillo bien afilado: Este tipo de utensilios realizan un corte más limpio y uniforme en las capas de esta hortaliza. De esta forma, se disminuye la liberación de esta sustancia irritable.