Un automovilista y su esposa fueron víctimas y, al mismo tiempo, testigos directos del ataque a automóviles para robarles en la autopista Rosario-Santa Fe, en el km 145 a la altura del barrio Las Vegas, de la vecina ciudad de Santo Tomé. Héctor Bress volvía ayer por la tarde de pasar el día en la localidad de Sauce Viejo y, ya en la autopista, sintió un fuerte golpe en el vehículo.
Bress detuvo la marcha a la altura del barrio Las Vegas (jurisdicción de Santo Tomé) y contó por LT10 que el objeto arrojado era “una piedra de grandes dimensiones”. “No pude volantear, me rompió la parte de abajo del auto y me detuve en el cruce con la ruta nacional 19. Cuando estaba mirando los daños, veo que se detiene otro vehículo, un (Chevrolet) Corsa blanco con una familia completa”, relató al móvil de la emisora.
Según Bress, de atrás vino corriendo “un muchacho con el torso desnudo y algo en la mano”. “Me doy cuenta que nos estaba por asaltar, los estaba asaltando a la otra familia y estaba con una pistola”, agregó.
El hombre contó que en “en el vehiculo de atrás que se detuvo venía una familia completa con una criatura”.
“Con mi señora empezamos a correr mientras iba marcando el 911. Pasaron 15 minutos hasta que aparecieron los patrulleros del Comando; no vi lo que pasó con esa familia. Me dijeron que tenía que haber un móvil de la policía vial pero no había nadie”, señaló.
El episodio ocurrió alrededor de las 19,15, cuando ya oscurecía; sin embargo en la zona “no hay iluminación ni seguridad vial”, de acuerdo a lo manifestado por el automovilista. También indicó que el lugar donde se produjo el asalto es “donde la policía debate su jurisdicción de ambas comisarías”.
“Quiero difundir ésto para que no vuelvan a suceder estos hechos; un auto se puede arreglar pero esto de provocar un accidente para robar podría haber costado vidas humanas”, finalizó.
¿Un muñeco en la ruta?
Bress añadió un detalle no menor al escenario “montado” por los delincuentes para cometer los asaltos. A las piedras arrojadas contra los vehículos se le suma un “muñeco” de tela con saco y pantalón que simula ser una persona tendida al costado de la autopista.
En la oscuridad, el impacto de las piedras y el muñeco tirado logran su cometido: provocar en los automovilistas la sensación de haber chocado a una persona para obligarlos a detener la marcha y, en medio de los minutos de desorientación, bajarse a ver qué sucedió, dejándolos como blancos fáciles de los delincuentes.