Lanzado tras sus victorias en Montecarlo y Barcelona, el español Rafael Nadal pondrá a prueba su gran momento de forma en el Masters 1000 de Madrid, un torneo en el que parte como favorito ante las dudas de Andy Murray y Novak Djokovic y la ausencia de Roger Federer.
El certamen que comienza mañana en la capital española, sin embargo, ha sido históricamente algo esquivo para Nadal. Tomando como referencia, claro está, los abrumadores parámetros que maneja el español en arcilla, una superficie en la que ganó el 59 por ciento de los torneos que disputó en su carrera.
Cuatro títulos ganó Nadal en Madrid, uno de ellos cuando se jugaba en pista dura indoor. Una cifra por debajo de los diez que ostenta, por ejemplo, en Montecarlo y Barcelona. O los nueve de Roland Garros y los siete de Roma.
La altura de la capital española, que hace más veloz el juego, la ya superada polémica por el experimento de la arcilla azul y el menor tiempo que lleva el certamen en canchas lentas (desde 2009 se disputa en tierra batida) explican por qué Nadal no tiene un palmarés tan abultado en casa. Aún así, es el máximo ganador del torneo con sus títulos logrados en 2005, 2010, 2013 y 2014.
Y todas las posibilidades apuntan a una quinta corona. Tras un 2016 marcado por las lesiones, Nadal luce otra vez en su plenitud física, lo que se traduce en su tenis y en su confianza.
"Esta temporada he competido bien en casi todos los torneos y he hecho cosas positivas. Me haría mucha ilusión ganar aquí", dijo Nadal el viernes durante un acto promocional.
El español irradia otra vez esa energía desbordante que lo caracterizó, como se puede ver en cada uno de sus entrenamientos en la Caja Mágica, seguidos por cientos de espectadores felices de ver a su ídolo nuevamente en plenitud.
"La clave de todo es estar sano, porque si no, es imposible conseguir nada. La clave ha sido haber podido trabajar bien durante un mes y medio antes de empezar la temporada", indicó Nadal.
Y mientras el español pratica desde hace días en Madrid acompañado por sus entrenadores Toni Nadal y Carlos Moyá, Djokovic, el defensor del título, arribó a la ciudad el viernes prácticamente en solitario tras romper el vínculo con el equipo que lo acompañó a lo largo de su carrera.
Sólo el "gurú" español Pepe Imaz, una especie de guía espiritual, continúa de momento al lado del serbio. El entrenador Marian Vajda, el fisioterapeuta Miljan Amanovic y el preparador físico Gebhard Phil Gritsch dejaron ya de trabajar con el segundo del ranking y siguieron el camino de salida que inició el legendario Boris Becker.
"Soy un cazador y mi principal objetivo es encontrar de nuevo la chispa ganadora en la cancha", aseguró Djokovic en un inesperado comunicado que publicó horas antes de llegar a Madrid.
El serbio, dos veces campeón del certamen, está atravesando un bajo momento de forma y todavía no pudo llegar a las instancias finales en ninguno de los grandes torneos jugados en la temporada.
Tampoco está en su mejor nivel Murray, número uno del mundo y campeón en Madrid en 2008 y 2015. El británico parece haber pagado física y mentalmente el sprint que lo llevó a la cima en 2016. En Madrid, intentará seguir sumando rodaje en arcilla con la mira en Roland Garros.
Si a ello se suma la ausencia de Federer, quien decidió saltarse la gira de arcilla previa a París, el camino luce más despejado de lo esperado para Nadal. Aunque no lo es tanto, ya que tras un debut en el que espera el italiano Fabio Fognini o al portugués Joao Sousa -dos jugadores que se mueven bin en arcilla- podrían aparecer en el camino jugadores peligrosos como el australiano Nick Kyrgios o el canadiense Milos Raonic.
También llegan con aspiraciones a Madrid el suizo Stan Wawrinka, tercer favorito y campeón de Roland Garros en 2015, y el prometedor austríaco Dominic Thiem. No estará, en cambio, el argentino Juan Martín del Potro, que se bajó a último momento por la muerte de su abuelo.
En el cuadro femenino, que comenzó hoy, el torneo ofrecerá una nueva actuación de Maria Sharapova tras su regreso al circuito la semana pasada en Stuttgart después de su sanción de 15 meses por doping. La rusa, al igual que en la ciudad alemana, recibió un "wild card" en Madrid, lo que despertó críticas de sus rivales.
Ausente la estadounidense Serena Williams tras su embarazo, el torneo madrileño tendrá como máxima favorita a la alemana Angelique Kerber. La rumana Simona Halep defenderá el título logrado en 2016, mientras que la española Garbiñe Muguruza, campeona de Roland Garros, intentará brillar por primera vez delante de su público.
Más allá de lo tenístico, el torneo estuvo precedido por la polémica después de que el Ayuntamiento de Madrid denunciara ante la Fiscalía anticorrupción el contrato firmado por el anterior Gobierno local con la empresa que organiza anualmente el certamen.
Según indicaron este semana medios españoles, la cifra aportada por el fisco a la empresa Madrid Trophy Promotion, propiedad del magnate rumano Ion Tiriac, alcanzó los 10,4 millones de euros (11,43 millones de dólares), cuando el contrato original estipulaba casi una décima parte.