"Hoy en día estamos entrenando en Gimnasia y de Colón ya no hablamos mucho. Después del clásico ya me quería ir, pero no me arrepiento de haberme quedado porque en sí ya estaba vendido. Quería terminar de jugar allí como muestra de agradecimiento a la gente”, declaró Alan Ruiz sobre las amenazas de los barras bravas y su venta millonaria al Sporting de Lisboa.
Por su parte, el mediocampista recordó cuando fue increpado por 30 barras a la salida del entrenamiento y deslizó: “Fue algo muy raro, solíamos tener seguridad y ese día no teníamos. Fuimos a entrenar a 25 kilómetros de nuestro lugar habitual, es raro, alguien pasó información. Esto es para que abran los ojos y no vuelva a pasar".
“Yo creo que hicimos bien en irnos con mi hermano porque si no esto podía pasar a mayores y ocurrir una desgracia. Para mi familia fue muy duro porque escucharon por todos lados que me habían pegado y eso es algo feo, por eso dimos un paso al costado. Me pegaron en la nuca, eran como 40 o 50 hinchas. Los dirigentes se portaron mal porque yo podría haber vuelto a San Lorenzo y que ellos hicieran la venta. Así que les mando un saludo”, cerró.