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“La situación es muy grave y las autoridades todavía no han entendido de qué se trata. Nosotros quedamos atrapados en un reclamo social y resulta que la venimos pasando día a día cada vez peor, sobre todo por la soledad que sentimos de parte del gobierno de Argentina”, comenzó Maricarmen García, oriunda de Río Negro, cuya familia está varada junto a otras dos procedentes de Córdoba en Potosí, Bolivia.

Según comentó, hay más ciudadanos argentinos, pero en mejor situación. “Hay un contingente de tucumanos con una agencia de turismo, que están bien, en un hotel con calefacción y les pagan el almuerzo y la cena, más otras dos familias cordobesas en la casa de un amigo”. En cambio, ellos están en un hotel en construcción sin calefacción y a esta altura sin dinero para comprar comida. La dueña del lugar les está dando de comer solidariamente.

Además, la altura de Potosí los está afectando. De los seis niños que componen el grupo, a dos les sangra la nariz; y los adultos están empezando a sufrir presión alta.


Mientras tanto, ninguna autoridad nacional se ocupa de ellos. “Desde un principio nos comunicamos con la Embajada y Cancillería. Recién ayer a las 12 de la noche llegó el cónsul, nos preguntó por quinta vez qué necesitábamos, nos dijo que nos iban a pagar y se fue sin dejarnos plata”. Y esa misma persona les reconoció que “desde Cancillería no hay intenciones de sacarnos, no hay un plan”. “Nos están ayudando los bolivianos”, al tiempo que “Evo Morales y Cristina están inaugurando estatuas” en Argentina.

Sobre el reclamo en sí mismo, García opinó que “el único que puede destrabar esto es el propio presidente, porque hace cinco años atrás se comprometió a hacer mejoras de infraestructura que no hizo. Además, tenía la oportunidad hace tres días de hablar, pero no habló, viajó a Buenos Aires y acá se enardeció todo y se radicalizó porque les dio bronca”.

No obstante, aclaró que “no hay violencia en las calles, uno si sale caminando puede, pero en auto no. Está sitiado”.