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 Con el brillo de sus relucientes estrellas, el Manchester se enfrentó al Cambridge United, por un lugar en los octavos de final de la FA Cup. Lejos del Chelsea en la Premier League y eliminados de la Copa de la Liga, los de Louis van Gaal se vieron obligados a depositar todas sus finchas a la única competencia en la que tenían posibilidades al título.

Las dimensiones reducidas del Costings Abbey Stadium, junto con la presión constante de los jugadores del equipo que pertenece a la cuarta categoría del fútbol inglés, fueron los únicos inconvenientes que tuvo la potencia europea.

Sin embargo, los minutos transcurrían y la resistencia del dueño de casa se presentaba como un arma letal para el elenco vestido de blanco. Los desesperados intentos de Radamel Falcao, junto con las intervenciones de Ángel Di María y las proyecciones de Daley Blind no eran suficientes para llegar a la red. Además, en las pelotas paradas, los comandados por Richard Money exigieron a un dubitativo David De Gea.

Cuando promediaba el complemento, el delantero colombiano tuvo la más clara para quebrar a la sólida defensa local. Tras un pelotazo frontal de Michael Carrick, el ex River dominó con alguna dificultad y buscó el palo más lejano, pero el brazo derecho de Chris Dunn le ahogó el grito. La desilusión por la ocasión desperdiciada obligó al entrenador holandés a enviar al campo de juego a su compatriota Robin van Persie.

Más allá del ingreso del virtuoso atacante, el Manchester United no consiguió lograr su cometido, por lo que la llave deberá resolverse en el Old Trafford. El empate sin goles fue una muestra más del flojo momento que atraviesa uno de los poderosos del Viejo Continente.