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 El radicalismo tejió este fin de semana una sutil estrategia parlamentaria para defenestrar al vicepresidente Amado Boudou en la Cámara de Senadores. A contramano de lo que propuso la corriente cordobesa del FAU en la Cámara baja, la UCR anunció que buscará "trabar" los debates de cada sesión y que no avancen las diluciones del Congreso nacional hasta que el Gobierno brinde una "explicación" por el caso Ciccone.

"No ir a las sesiones es hacerle el juego al Gobierno, que lo que quiere es un Congreso paralizado, cerrado, para no debatir nada", dijo el senador Gerardo Morales. "No. Lo que tenemos que hacer es trabar el debate en cada sesión, pedir su desafuero. En la medida en que él siga, el funcionamiento del Senado va a ser imposible. En la medida en que Boudou presida las sesiones vamos a tener que ir leyendo párrafo por párrafo para que él dé las explicaciones", agregó el jefe de la bancada radical en diálogo con radio Mitre.

Morales eligió no seguir tras los pasos de su par Luis Juez, del Frente Cívico de Córdoba, quien planteó directamente no asistir a las próximas sesiones, y ordenó a los legisladores de FAU "leer párrafo por párrafo" el procesamiento del juez Ariel Lijo al Vicepresidente al inicio de cada debate. Sin embargo, para que la arremetida tenga un efecto los radicales deben sumar más voluntades. Todas las miradas y la presión apuntan al peronismo anti kirchnerista.

"Este es un tema que tiene que dar respuesta el Gobierno y el Vicepresidente, se lo hemos planteado a él, en nota personal dirigida, la Cámara también va a tener tomar una decisión. Todo esto ya lo hablamos con (Rubén) Giustiniani para dar pasos conjuntos. Después de esto, el Peronismo Federal va a tener que definir su posición en el Senado", remarcó el jujeño Morales.