Este domingo Juan Manuel Santos y Oscar Iván Zuluaga se disputan para ser el próximo presidente de Colombia, aunque también se pone en juego la continuidad o el estancamiento de los diálogos de paz con las FARC y el ELN, por lo que se tendrá que intentar convocar a más que el 40 por ciento del padrón que participó en la primera vuelta del 25 de mayo.
En esa oportunidad, Juan Manuel Santos sacó un 25 por ciento de los votos y llega a esta nueva instancia respaldado por la izquierda alentados de que su reelección daría lugar a los diálogos de paz con los grupos terroristas.
Por la misma razón también se alinearon detrás de la candidatura del presidente un abanico de dirigentes del Partido de Liberal, ex M-19, personalidades de la cultura, hasta la ex candidata Ingrid Betancourt, quien estuvo seis años secuestradas por las FARC, entre otros.
Zuluaga por su parte, sacó un 29 por ciento en los comicios del 25 de mayo y sumó el respaldo de su competidora del Partido Consevador en esos comicios, Marta Ramírez, que luego de obtener un 15 por ciento de los sufragios pasó, a título personal, a trabajar en la campaña del uribista.
El quinto candidato en la primera vuelta, Enrique Peñaloza, que reunió algo menos del 8 por ciento de los sufragios, no se pronunció a título personal, pero se estima que los votantes de la Alianza Verde se desperdigarán entre ambas opciones, con alguna preferencia por Santos.
El caso es que estos porcentuales son relativos, no sólo porque los trasvasamientos de votos no son lineales y menos en un país donde el sufragio no es obligatorio, sino porque con un abstencionismo de más del 60 por ciento esos guarismos se reducen notablemente.
El 29 por ciento de Zuluaga, por ejemplo, significan apenas el 9,56 por ciento del padrón de 32.975.158 ciudadanos habilitados para participar del comicio. Y en el caso de Santos ese porcentual se reduce al 8,24 por ciento.
El politólogo Jorge Bustamente dijo a la agencia Télam que se prevé que en esta segunda vuelta el abstencionimo volverá a sus niveles históricos del 50 por ciento del padrón, porque se trata de una definición.
Ahora, las razones de que haya crecido el abstencionismo en una elección trascendental para la paz son otras. "El electorado no fue a votar porque las encuestas dieron que el problema de la paz está en el puesto 6 ó 7 de sus preocupaciones. A nivel urbano el tema de la paz no afecta mucho a la gente, porque las guerrillas son un fenómeno rural", señaló el politólogo.
"La polarización se dio en torno a la paz y no se habló de infraestructura, de educación, de salud, a pesar de que las encuestas indicaban que esos eran los temas que interesaban más a la gente", agregó Bustamente días atrás, expresó.
Sin embargo, el eje de ambas campañas siguió pasando por las negociaciones de paz con las guerrillas más añejas del continente, luego de 50 años initerrumpidos de conflicto interno.
Sábado 14 de Junio de 2014 - 22:10 hs