Sucesos - Rosario

Lunes 24 de Septiembre de 2018 - 06:54 hs

La historia de un cura que se atrevió a denunciar a los narcos

Este fin de semana le balearon la escuela y la parroquia. "Los tiempos de la Justicia no son los de los vecinos", fue la respuesta que obtuvo de las autoridades. Escuchá su relato por LT10.

Actualizado: Lunes 24 de Septiembre de 2018 - 13:08 hs

Foto: R. Lescano

Juan Pablo Núñez tiene 37 años y es sacerdote en la parroquia María Reina, en el barrio Larrea de Rosario. Este fin de semana, la iglesia y la escuela que están a su cargo fueron baleadas y él no lo duda: los disparos fueron obra de los narcos del lugar. 

Todo comenzó la semana pasada, cuando el cura fue amenazado por dos jóvenes. "Agarrá plata, callate la boca o te quemamos", le dijeron dos chicos de "no más de 18 años".

Núñez, oriundo de Villa Gobernador Gálvez, envió un mensaje de WhatsApp a la comunidad educativa del barrio: "Docentes y comunidad de María Reina. Hace unos meses la violencia se incrementó en el barrio por la venta de drogas. Tomé contacto con autoridades y los denunciamos. Tenemos vecinos amenazados para que vendan drogas o callen su boca. Confiamos en la protección de María", decía el texto.

Finalmente, en la madrugada de este domingo se produjo el violento ataque. Doce balas calibre 9 milímetros perforaron el frente de la capilla y las puertas del Colegio Paulo VI, indicó hoy el diario La Capital. El cura sabe que el mensaje que mandó llegó a "los narcos del barrio" y que las balas fueron la respuesta. Pero dice que no tiene miedo. "Es mi misión pastoral", aseguró ayer frente al altar.

Los atacantes habrían cometido el hecho desde una moto que llegó a las 3.23 de la mañana hasta calle México al 1000 bis. Allí funciona la parroquia "María Reina" y enfrente está el colegio Pablo VI. "Se escucharon primero unos seis o siete tiros y después otros más", contó un vecino. Siete tiros fueron directos contra la puerta de chapa del colegio, y unos ocho más perforaron el frente vidriado de la capilla y llegaron al altar.

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"La gente cuenta cosas terribles. Los paran en la calle y los extorsionan, les dicen que si hablan los van a matar. A muchos pibes los narcos los captan para vender cocaína en el búnker o tipo delivery. Les regalan motos, les dan plata. Son pibitos de entre 15 y 18 años. A mí los que me amenazaron, que tendrían esa edad, me dijeron que agarrara una parte de la plata y que si no me quemaban. Entonces yo me dije: si quieren una guerra voy a seguir peleando por y con la gente. Yo sabía que me iban a reventar y los denuncié con un mensaje de celular el jueves. Dos días después nos balearon la capilla".

Tanto el sacerdote como fuentes oficiosas hablan de al menos cuatro búnker de venta de drogas operando en la zona y de una investigación judicial que posó sus ojos sobre un conocido hampón que salió hace un tiempo de prisión. "Todo comenzó con un quiosco que vendía golosinas y después derivó en la venta de drogas. Es gente conocida", dijo Núñez.

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El cura cuenta como parte de su historia que le dicen "Padre Machete", porque "apenas vine acá, unos cuatro años atrás, unos pibes se quisieron meter a la capilla y yo salí con un machete. Tenía que defender a la parroquia. Mi compromiso es con la catequesis y la misión", dice y sonríe. Sabe que nunca hubiera usado la hoja más que para cortar los troncos viejos del jardín parroquial.

“Esto tiene que ver con hacer propio el sufrimiento de la gente del barrio, que durante estos cuatro años y medio pude ver. Hace tres años y medio me hice más cargo de ese sufrimiento. Había generado en aquel momento un camino para ver de qué manera se puede intensificar la seguridad en el barrio. No era que iba contra los narcos, pero eso deriva obviamente en la venta de droga, porque los delitos en el barrio tienen que ver con esa venta”, comenzó Núñez su relato por LT10

Hace ocho meses, continuó, la comercialización se intensificó y el religioso empezó a denunciar la situación a través de distintos medios, e inlcuso entró en contacto con responsables políticos y policiales, “que se hicieron presentes”. El sacerdote tenía una sola intención: hacer carne “el clamor de la gente”. 

Ya lo había intentado previamente inaugurando un centro de vida pero tuvo que cerrarlo. “Les pegaban a los pibes que venían”, lamentó.

La gente sabe "perfectamente" dónde están los búnkers de droga “pero no habla porque tiene miedo”. Miedo de correr la misma suerte que el sacerdote. 

Núñez reconoce que las autoridades demostraron preocupación y que siempre atendieron sus llamadas. Sin embargo, la respuesta que recibió no es alentadora: “Los tiempos de los vecinos no son los tiempos de la Justicia”, le dijeron distintas personas en varias oportunidades.

Actualmente, el cura tiene custodia policial. Pero él no teme por sí mismo. Lo que no quiere es abandonar a los vecinos. “Tengo miedo de no poder estar acá. De dejar a la gente en esta situación”, expresa, acongojado.
 

Fuente: LT10/ La Capital