"Alivio" es la palabra que utilizó uno de las víctimas tras la condena al cura Justo José Ilarraz a 25 años de prisión por abusos a menores en el Seminario Arquidiocesano de Paraná, entre 1985 y 1993.
Tan largo fue el proceso que debieron esperar que Fabian Schunk comentó por LT10: "Esto no lo soñábamos, es más, teníamos pesadillas con este día".
En ese sentido, relató que "no se lleva gratis este silencio", ya que les produjo una serie de problemas físicos y psicológicos.
No obstante, fue clave el valor de los primeros testimonios. Así lo consideró por en El Cuarto Poder Juan Ramirez Montrull, fiscal de la causa: "Ayudaron mucho las víctimas que iniciaron este proceso con muchas dudas, vergüenza y culpa".
Por otra parte, recordó que en un principio hubo una investigación del ámbito religioso. "Se realizó en el año 95 tras la denuncia de uno de los seminaristas", sin embargo, tal como relató Schunk "las víctimas jamás se enteraron de las conclusiones porque el el obispo ordenó que eso se guardase en el archivo del Arzobispado bajo estricto sigilo".
Tras una serie de investigaciones los seminaristas conocieron que "en el proceso le impusieron un mes de retiro espiritual y lo trasladaron a Tucumán, obviamente para taparlo", lamentó Schunk.
Si bien fue condenado, por ahora Ilarráz permanecerá en prisión domiciliaria hasta que la condena quede firme. Para ello, Montrull explicó que hay "esperar que se venza el plazo para recurrir a casación la sentencia", procedimiento que la defensa ya manifestó que lo realizará.
En relación a la posibilidad de que se aplique la prescripción, comentó que "ese cuestión está por resolverse" aunque ya fue presentada en la Corte Suprema pero aún se ha expedido.