Colón explotó de júbilo con la gran victoria de este martes ante Zamora de Venezuela. No solo por dar un paso importante para llevarse la llave y meterse en los 16º de final de la Copa Sudamericana, sino también por un detalle que estaba buscando desde siempre.
Hacía seis años que no formaba parte de un torneo internacional y había una cuenta pendiente que fue saldada con creces: ganar por primera vez en su historia fuera de estas fronteras. Había empatado con Sporting Cristal en la Copa Libertadores de 1997, pero no se encontraban otros resultados más positivos que ese. En consecuencia, el 2-0 logrado en el partido de ida en Barinas sentó un precedente en el fútbol santafesino.
Ahora el legajo indica que, al cabo de 27 partidos de elite ganó 10, empató cinco y perdió 12. Pero esta arista de ganar en otro país era algo que se perseguía y ahí radica también un poco esta algarabía generalizada. Todavía queda un partido más, tal como lo dijo el entrenador sabalero, Eduardo Domínguez, pero da la sensación que el camino está allanado para cristalizar la continuidad en este certamen, el segundo en importancia del continente.
Casi sin darse cuenta, Colón sigue acrecentado su historia y sus hinchas así lo entienden.