Colón - Columna de opinión

Lunes 09 de Mayo de 2016 - 22:42 hs

"Antes de renunciar, deberían pedir disculpas", por G.Mazzi

Actualizado: Lunes 09 de Mayo de 2016 - 23:10 hs

Desde hace un tiempo Colón está parado en el umbral de una refundación que no llega. Que exige determinación, capacidad y un espíritu ambicioso de todos sus actores. Necesita un revulsivo de ideas y comportamientos acorde a las circunstancias. Es necesario otro escenario, con hombres que se atrevan a replantear la organización institucional y deportiva desde el más absoluto respeto por los colores y por la historia. Quedó muy claro que amontonar nombres no es armar "equipo" y salir del paso no es "tener proyecto".

Detrás de los desaguisados que dejaron otra vez al club de rodillas, se impone socorrer a la entidad de tanta improvisación. Con urgencia se reclama seriedad, dedicación, compromiso, trabajo. No puede ser lo mismo hacer las cosas bien que mal. No. Sobran las pruebas en el laboratorio de la improvisación sin culpas ni arrepentimientos. Existieron en poco tiempo sucesivos desenfoques a raíz de un peligroso duelo de vanidades. Hay decenas de cómplices que se sumaron para estar y no colaborar. Son aquellos que hasta no coinciden con las decisiones que avalaron, pero prefieren el manto protector de “mi grupo” antes que lo mejor para la institución. Todos responsables. Todos!

Colón no contó ni cuenta con reales políticas de Estado para su verdadera seguridad deportiva. De una u otra forma, hacen pie un cotillón de desprolijidades que articulan un desprestigio que nadie identificado con esta causa merece. ¿Cómo entender el sainete que se vivió en cada reunión de CD? Acá no existió planificación ni minuciosidad. La lucha se planteó impiadosa, encarnizada y hasta desleal, entre los que hace poco tiempo se unieron para liderar el club. Todos se sintieron dueños de la verdad siempre al amparo de justificativos tan difusos como impunes y vergonzosos. ¿Faltó liderazgo, no hubo lealtad o fallaron los hilos de las marionetas? Qué importa saberlo ya. Todo está mal y no hay vuelta atrás. 

Proteger la “marca Colón” no pareció ser prioridad. Las sucesivas derrotas, los futbolistas sin actitud ni aptitud, el capricho de algunos entrenadores, la interna en la Comisión corroboran su decrepitud. Descuidos y desatinos a la orden del día. El caldo de urgencias y deslealtades que asfixian y aprisionan a Colón derivó en conductas refractarias y alegatos lacrimógenos. Los mismos dirigentes han elegido desplegar un arsenal de interferencias sobre la tarea de los “otros” sin importar la entidad. Hoy todos se cubrieron de excusas, derivaron culpas en “aquel traidor” y despertaron tanta incomodidad para, acaso desde la lástima, conseguir el objetivo que buscaban. Que triste el papel que hicieron.

Lo que pueda deparar el futuro aún se desconoce. El mañana apremia y obliga a revisar, evaluar y sobre todas las cosas, decidir. ¿Habrá otra vez elecciones…? ¿Cuatro meses después del acto eleccionario anterior? Un papelón, una vergüenza que no se puede disimular desde el victimismo o responsabilizando a otros, porque todos fueron parte en mayor o menor medida de esta total falta de respeto a la historia centenaria de uno de los clubes más grandes del país.

Duele ver otra vez a Colón, como en la película Thelma & Louise en la escena final del convertible, acelarando hacia el abismo. Hay un pueblo conmovido que no soporta más fracasos de este tipo. Desde estas líneas seguiremos lamentando la ferocidad, la brutalidad y el salvajismo con el que se agrede hasta el mismo futuro. Señores, es hora de cambiar. Conducir esta institución es un lujo que no se compra, ni se vende. Ni siquiera a esta altura de los acontecimientos se gana. ¡¡¡Se conquista!!! 

Ojalá mañana mismo, desde la dignidad, el buen nombre y honor de cada uno de los recientemente electos dirigentes (20/12/2015), le pidan sinceras disculpas al socio que creyó, confió y los votó hace sólo cuatro meses. Ese sería el primer paso para intentar comenzar a saldar la deuda moral con aquel que le concedió tamaña responsabilidad. Todo lo demás... está a la vista!

Fuente: Gustavo Mazzi