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Lunes 03 de Agosto de 2015 - 09:55 hs

"Si Bonfatti va a votar a Scioli debería ir a un psicólogo"

Ernesto Sanz afrontará el próximo domingo una misión casi imposible: intentar ganarle las Paso de Cambiemos a Mauricio Macri, quien hoy es el principal adversario del kirchnerismo.

 Ernesto Sanz afrontará el próximo domingo una misión casi imposible: intentar ganarle las Paso de Cambiemos a Mauricio Macri, quien hoy es el principal adversario del kirchnerismo.

El precandidato presidencial mendocino traza un diagnóstico sobre la situación del país, imagina escenarios políticos y contradice al gobernador Antonio Bonfatti, quien se mostró decidido a no votar por "la derecha" en un eventual ballottage.

Sanz les manda mensajes los radicales y, de hecho, llega a la entrevista con LaCapital acompañado del presidente de la UCR santafesina, Mario Barletta; de la presidenta de la convención, Lila Puig de Stubrin y del diputado provincial Julián Galdeano. "El balance para el radicalismo arrojará patrimonio neto positivo".

—¿Cómo está Cambiemos a una semana de las Paso?

—Se ha cumplido el objetivo de devolverle al sistema político argentino equilibrio por medio de la competitividad de un espacio opositor. Al momento de las definiciones se constituye en un polo que le da herramientas al argentino que quiere cambiar, yo veo que hoy eso se está cumpliendo. Todo indica que vamos hacia una polarización que se verá el 9 de agosto pero mucho más el 25 de octubre. Todo aquel que quiera votar por la continuidad tiene la propuesta del gobierno y el que quiere votar por el cambio, haciendo un voto útil, tiene que votar a cualquiera de los tres candidatos de Cambiemos.

—¿La polarización ya se va a registrar en las Paso?

—Sí, va a ser tremenda. Es más, unos meses atrás esa polarización era del 70 por ciento, hoy me animo a decir que superó el 75 por ciento y está cerca del 80 por ciento. Y me animo más: en octubre será cercana al 90 por ciento. El fenómeno del voto útil para el opositor, para el que quiere cambio, no es testimonial. Hemos llegado a un momento de la vida en donde no estamos para testimonialidades. El que quiere continuidad vota a Scioli en estas elecciones nacionales. Hoy hay sólo 4 personas en condiciones de gobernar la Argentina: el candidato del Frente para la Victoria y los tres que representamos a Cambiemos. Nadie puede pensar que Massa, Stolbizer o la izquierda puedan gobernar.

—¿Usted y los radicales se sienten contenidos en la relación con el PRO? ¿Se les da participación en las decisiones?

—Con todo respeto: no nos tenemos que sentir contenidos, somos fundadores, constructores y creadores del frente Cambiemos. Este es un frente de tres partidos. Por supuesto que esto se verifica todos los días y es un desafío cotidiano, y cuando uno no está atento a esto probablemente tenga el peligro de que alguno de los tres pretenda hegemonizar. Han ocurrido cosas buenas que equilibraron las cargas, la elección de la ciudad de Buenos Aires fue un buen dato. El crecimiento que podamos tener Carrió y yo también equilibra las cargas. Y todo lo que va a pasar después del 9 de agosto las equilibrará aún más. Para poder ganar una elección se necesita la conjunción de una candidatura fuerte, que es la que va a emerger, poder territorial fuerte, que aporte la UCR, y una visión integral de país. Estoy muy cómodo, contento, pero nadie duerme la siesta. Esto no anda solo.

—¿El antes y el después que significó el ballottage porteño le hace creer a usted en la posibilidad de un batacazo en la disputa con Macri?

—Siempre tuve mucha confianza en el poderío territorial de mi partido. Al radicalismo le ha ido mucho mejor en las urnas que en las encuestas. Hemos ganado en tres provincias —en Santa Fe con el socialismo—, en corrientes y Mendoza. Y salimos segundos en 5 estados. Si ese poderío territorial uno lo lleva a las Paso y se expresa por mí como candidato del radicalismo, yo puedo ser muy competitivo. Y a eso no lo miden las encuestas. Pero se han equivocado tanto que espero confiado el 9 de agosto.

—Santa Fe es muy particular para el radicalismo. Hay una sociedad provincial con el socialismo que apoya a Stolbizer sin llevarla en la boleta. Y el vicegobernador Henn que dice que estar con Macri es correrse a la derecha.

—Una mención a Henn: es el único radical detrás de esa definición. Está él solo, es el único que tiene esa postura. Pero el radicalismo santafesino en su conjunto tiene un gran acompañamiento hacia mi candidatura, partiendo de las máximas autoridades del partido y dirigentes territoriales. El partido está dispuesto a acompañarme. Por supuesto, es una situación muy particular que también viven los socialistas al no tener candidato a presidente pegado a la boleta. Acá en Rosario, mis amigos que trabajan para mi boleta me dicen que vamos a llegar con un trabajo territorial de entrega casa por casa, barrio por barrio. Y eso se hace con estructura partidaria, no apoyando a Sanz desde la mesa de un café. Y se los agradezco.

—¿Le sorprendió lo que dijo Bonfatti respecto de que en un ballottage votaría por Scioli?

—¿Lo ratificó después?

—Dijo que no votaría por "la derecha".

—Si Bonfatti no quiere votar un candidato de la derecha y vota a Scioli, le recomendaría un psicólogo. No debe haber cosa más de derecha y conservadora hoy en la Argentina que la propuesta de Scioli; no él en persona,sino lo que encabeza. Tanto son conservadores que quieren conservar impunidad, privilegios, la caja del unitarismo en contra de las provincias. Quieren conservar todo lo que han construido. Ese es conservadurismo. Las propuestas del FpV no tienen nada que ver con el progresismo.

—¿Por ejemplo?

—Kicillof habla de profundizar el modelo económico, el mismo modelo que profundizó la pobreza. La presidenta se irá dejando más pobres que los que había en 2007. Acá computan siempre los primeros cuatro años de Kirchner, lo que no dicen es que lo único bueno que hicieron en esos años fue desperdiciado en los 8 años de Cristina. No hay nada más conservador que lo de los intendentes del conurbano que, además, tienen de rehenes, de clientes, a los habitantes. Ser conservador es haber convertido a la Argentina en un país de tránsito, producción y consumo de estupefacientes. Si Bonfatti ha dicho eso que lo revise, porque la derecha está para el lado que él quiere ir a votar.

—Usted planteó la idea de dividir en 3 la provincia de Buenos Aires y Aníbal Fernández le contesta que ya dividió el radicalismo.

—Me encanta que me conteste Aníbal. Si él habla de mí, estoy en el buen camino. Es como una brújula, hay que ponerse enfrente de Aníbal para ir por el buen camino. Lo que no contesta, ni él ni nadie, es qué quieren hacer con la provincia de Buenos Aires. La provincia de Buenos Aires ahogó a Rosario. Rosario, teniendo una visión en contra del gobierno nacional, ha podido crecer gracias al impulso de la soja y de las inversiones privadas. Imagínense lo que sería Rosario con un presidente como yo que apuesta a darle al país un esquema productivista, federal y un modelo de integración territorial. Rosario sería la punta de lanza del despegue de la Argentina si yo soy presidente. ¿Cuántas cosas se podrían hacer si los recursos no fuesen a parar a esa provincia?

PUNCTUATION_SPACEEN_SPACEEN_SPACEEN_SPACEEM_DASHUnos dicen que Scioli será un rehén de Cristina y otros sostienen que el peronismo siempre va detrás del que ganó y no del que se fue.

—Vamos hacia un modelo de continuidad del kirchnerismo puro y duro. Scioli no es distinto. Me causan gracia algunos círculos empresarios que dicen en el café "esperá porque Daniel, ojo con Daniel". Con Scioli va a ser todo peor: no tiene autonomía, pero además va a estar Cristina monitoreando. Pero además no mostró nada diferente, dice las mismas cosas que el gobierno nacional.

—¿Cómo sigue el radicalismo después de octubre?

—Seguirá muy bien, porque además de conformar un frente para una alternativa opositora se cuidó de preservar su integridad territorial. Y de aumentarla. Al final del año tendremos más concejales, más legisladores, intendentes. Vamos por la Presidencia y el 9 de agosto podemos formar parte del gobierno de coalición que viene. Es un balance con patrimonio neto positivo.

Fuente: La Capital