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 Sigo siendo de la idea que en el fútbol como en la vida misma no alcanza con simplemente ganar, con triunfar como sea o alanzar el objetivo a cualquier precio “no importa cómo”, dirán siempre los aterrados mezquinos que con el afán de conservar un lugar, perdieron la sensibilidad, el buen gusto y hasta la dignidad con el fin de perdurar un tiempo más.

Si te gusta el fútbol es porque realmente tienes pasión y si hay pasión, siempre, pero siempre hace falta gustar, seducir, enamorar, gozar… o al menos intentarlo. Porque cuando se profesa tanto afecto de manera incondicional por los colores de un equipo o por el maravilloso arte de jugar bien a la pelota; se debería exigir mucho más que el pragmático triunfo “cueste lo que cueste”, que siempre huele a poco y tiene en el fondo sabor a nada para la mayoría de los fanáticos del balompié. El ganar como sea se celebra en la cancha y se olvida después. No hay forma de identificarnos mañana con algo que, cuando nos bajan los decibeles, sentimos que no nos pertenece.

Es la misma diferencia que existe entre tener sexo y hacer el amor. Es que podrás olvidar cuantas veces lo hiciste, pero nunca cuando realmente lo sentiste, aún cuando esa pareja no haya prosperado o perdurado.

Si el éxito como el fracaso no tienen un trayecto, un recorrido, un principio y final; esa historia será una más, aunque para mi gusto, una menos, no importa el resultado. Pero si ganaste o perdiste con nobleza, decoro, honorabilidad y verdadero sentimiento por lo que haces y por quienes representas, y pasado el tiempo recuerdas perfectamente de qué se trató lo que viviste aquel día, en ese momento; cómo te sentiste y fundamentalmente cómo se sintió el otro, esa es la verdadera historia… quien quiera oir que oiga.




Nota del autor: Estudiantes de periodismo deportivo me preguntaron cómo veía el fútbol hoy y les aseguro que es demasiado complejo explicarlo, para quien se deleitó viendo partidos memorables, jugadores imprescindibles, equipos históricos cuyas formaciones no se recordaban, se recitaban! Pido perdón si los argumentos son añejos y los recursos cayeron en desuso. Los años no vienen solo y probablemente, mi siempre romántica añoranza, tiene cada día que pasa una mayor dosis de melancolía. No teman, es sólo un síntoma de vejez. Igual creo, que en el fútbol también "hubo un tiempo que fue hermoso".