Jorge Sampaoli no es más el técnico. Los jugadores arman el equipo. Están todos peleados. Es inminente el despido del DT. Pavón le pegó una trompada a Mascherano. Burruchaga va a dirigir el partido con Nigeria. Hubo un Golpe de Estado. Los futbolistas y el cuerpo técnico no se hablan...
Entre otras barbaridades, eso es lo que divulgaron muchos medios de nuestro país desde el jueves. Luego de la derrota de la Selección ante Crocacia, el periodismo argentino –buena parte de él- olió sangre y se frotó las manos. Los manuales quedaron a un lado; la ética, el criterio y los principios quedaron mucho más lejos aún. Todo lo que vino inmediatamente no fueron ni chimentos, ni rumores: solo operaciones y mentiras. Mentiras malintencionadas, que lo único que hicieron fueron confundir a la opinión pública y echar sal en las heridas de la selección, que en pocas horas debe jugar el partido más importante de este Mundial.
En la Selección no está todo bien, hay diferencias entre los referentes y el DT. El contexto en el que llega el equipo al último partido de la fase de grupos está lejos de ser el ideal. Pero la situación no es tan caótica como plantean los principales medios del país.
Este domingo, en conferencia de prensa, Javier Mascherano y Lucas Biglia reconocieron que hubo una reunión con el cuerpo técnico y que los jugadores realizaron algunas sugerencias sobre aspectos de táctica y estrategia. ¿Eso quiere decir que le arman el equipo a Sampaoli? No. De ninguna manera. Pasa en la gran mayoría de los equipos, de cualquier deporte. “Obviamente que cuando creemos que algo está mal se lo planteamos al técnico, sino seríamos unos hipócritas”, explicó Mascherano en una de sus respuestas, en Bronnitsy.
Otra frase destacada de la conferencia de prensa salió de Lucas Biglia: “Pensábamos que después de Ecuador las cosas habían quedado claras, pero volvieron a pegarnos en el piso”. El volante de Milan recordó de esa manera que el 10 de octubre pasado, luego de la agónica clasificación al Mundial conseguida en Quito, el plantel había pedido a los medios una especie de tregua, un “tiremos todos para el mismo lado y quizá sea más fácil”. Con esa confesión, Biglia reconoció que el plantel no logra aislarse de las barbaridades que se dijeron en las últimas horas.
Vivimos en una época complicada. Un sócalo en la pantalla de TyC Sports, una publicación en redes sociales o un audio de WhatsApp, son suficientes. La sociedad consume todo eso al mismo tiempo, sin filtros. Se comparte, se viraliza y se instala como una verdad. Nadie mide las consecuencias. No importa si era verdad o mentira, lo que importa es que tenga repercusión. Y la triste realidad, en sociedades como la nuestra, es que resulta mucho más fácil y atractivo reproducir una mentira que una verdad. El escándalo vende más.
¿La Selección llegó a esta situación deportiva por todo eso? No, la Selección está como está porque juega muy mal y no por lo que dicen los medios. Es importante aclararlo. En otro momento podremos profundizar en los motivos de este pésimo comienzo en Rusia 2018, pero hay responsabilidades del director técnico y de los jugadores.
De Sampaoli, porque lleva un año en el cargo y nunca logró conformar un equipo. Además de eso, le quedó grande el vestuario. Los jugadores también tiene responsabilidad -sobre todo los históricos-, porque tuvieron dos años, después de las tres finales perdidas, para dar vuelta la página, resetearse y volver a intentarlo despojados de cualquier presión. Es la opinión de quien escribe: subestimaron “la mochila” con la que cargan. Ya profundizaremos en los análisis.
Ahora el tiempo apremia. El martes Argentina juega con Nigeria. Si gana, puede evitar el fracaso y el papelón; y hasta puede recuperar la confianza. Es una posibilidad concreta y real, no una quimera. Hace algunos meses, estos jugadores, con este mismo entrenador, pudieron dejar atrás los pobres rendimientos en la recta final de las Eliminatorias ante Uruguay, Venezuela y Perú, y ganaron una verdadera final en Ecuador. Por eso hoy están en Rusia y tienen esa chance.
Los que no tendrán posibilidad alguna de cambiar la realidad, pase lo que pase en el partido del martes, son los medios y los periodistas que llenaron sus espacios con mentiras durante los últimos días. Ellos ya no pueden evitar el fracaso y el papelón, porque clasifique o no Argentina, perdieron antes de que termine la primera fase.