Tras el fracaso de todas la maniobras que intentó para retrasar las audiencias, el ministro más poderoso de Néstor y Cristina Kirchner ingresó poco antes de las 9.30 a la sede judicial donde enfrentará el juicio oral y público por la tragedia ferroviaria de Once, en el que se lo acusa de “estrago culposo agravado por la muerte de 51 personas, más una por nacer y lesiones que sufrieron 789 personas”. Pasadas las 14:30, terminó la primera audiencia y el juicio continuará el próximo miércoles.
El ex titular de Planificación Federal llegó en una camioneta gris Mercedes Benz, conducida por su abogado Maximiliano Rusconi. En los Tribunales de Comodoro Py lo esperaba el ex secretario de Estado Roberto Baratta, hombre de extrema confianza del ex ministro durante toda su gestión.
De traje oscuro y corbata, diez minutos antes del horario establecido para el inicio del juicio oral y público, Julio De Vido ingresó a Comodoro Py sin hablar con la prensa. Sólo saludó al personal de seguridad e intentó mostrarse tranquilo.
En la sala AMIA del edificio de Comodoro Py 2002, a las 9.34 ingresaron los jueces del Tribunal Oral Federal 4, presidido por el juez Pablo Bertuzzi. En frente, a la derecha, se sentó De Vido, quien miró en varias oportunidades su celular. A su lado, Rusconi intercambió algunas palabras con él y acomodó los papeles en el escritorio.
Antes de tomar lugar en la sala, el abogado y su socio Gabriel Palmeiro señalaron a través de un comunicado que las pruebas en contra de De Vido no tienen "sostenibilidad fáctica y normativa".
Los defensores advirtieron que "estamos en presencia de un juicio que, ya desde la base, lesiona un conjunto de garantías constitucionales pretendiendo una utilización impropia del Derecho penal del Estado de Derecho", y que ese planteo "seguramente será la base de objeciones procesales con las cuales informaremos al Tribunal."
A espaldas de De Vido sobre el vidrio blindado que separa a quienes presencian el juicio de quienes son parte del mismo, se observaron una veintena de carteles con el mismo mensajes que hace cinco años: "Justicia para las víctimas de la Tragedia de Once". En la primera fila algunas fotos de quienes fallecieron ese 22 de febrero también marcaron presencia.