“Muy difícil de explicar lo que pasa por tu cabeza después de algo como lo de ayer. Aún bastante abrumado por todo. Millón de gracias!”.
Habían pasado menos de 12 horas desde el final del último partido de San Antonio en la temporada. Manu Ginóbili se duchó, habló con la prensa, se reencontró con su familia para la cena y descansó, si es que se podía pegar un ojo después de la apabullante demostración de miles de hinchas de los Spurs. Y cuando se despertó, volvió a Twitter después de 22 días para agradecer, con aquella frase, el cariño de sus fans. Al cierre de estas líneas, el mensaje del jugador más importante de la historia del básquetbol argentino superaba los 35.000 me gusta.
Toda la fiesta que vivió el AT&T Center quedará grabada en la cabeza del número 20 de los Spurs, de sus compañeros, de sus familiares y de los hinchas. Los miles que estuvieron en la cancha y los cientos de miles que lo vieron por televisión.
Con el transcurrir de las horas, esto dejará paso al tema del que ya se viene hablando en las últimas semanas, a partir de las notables respuestas que dio Manu en la cancha, especialmente en los playoffs: ¿tiene Ginóbili combustible para jugar una temporada más en la picadora de carne que es la NBA? A estas alturas, y hasta que el protagonista se exprese definitivamente, sólo quedará espacio para las especulaciones. Y cualquiera de las dos posiciones (”se retira ya” o “juega una temporadita más”), cuenta a disposición con una batería de argumentos a favor y en contra.
Vamos por la alternativa menos simpática: “Se retira ya”.
• Al momento de armar el bolso para comenzar una nueva pretemporada, Ginóbili ya va a tener 40 años (los cumple el 28 de julio). Lleva más de la mitad de su vida dedicada exclusivamente al básquetbol profesional (debutó en la Liga Nacional a los 18 años, con la camiseta de Andino de La Rioja). Hay tres hijos chicos (los mellizos Dante y Nicola, de 7 años, y Luca, de 3) que demandan mucha atención de su padre. La NBA no parece el trabajo ideal para un hombre con esa realidad familiar.
• Cuatro anillos de campeón y cinco finales jugadas dejaron muy alta la vara de satisfacción para Emanuel. Esta temporada pudo comprobar el profundo vacío que dejó la ausencia del pivote Tim Duncan. Y a eso hay que sumarle la ausencia del base Tony Parker (lesión de rodilla), que se extenderá al menos hasta enero. ¿Tendrá Ginóbili la motivación suficiente si sospecha que, con sus dos grandes socios al margen, la pelea por el premio mayor quedará lejos?
• La fiesta de antenoche en el AT&T Center tuvo cierto aroma a despedida, por lo que no sería tan grande el golpe si. al cabo de las tres o cuatro semanas que pidió para expedirse, toma el micrófono (o el teclado) y anuncia el definitivo no va más. Dijo Manu: “Lo que pasó el lunes fue impactante, fue emocionante y lo valoro mucho”. Y agregó: “Si esto influyó, influyó para el otro lado. Ya me hicieron la despedida durante el juego”.
La opción que en una votación ganaría por aclamación es “juega una temporadita más”
• Lo más importante: Ginóbili dejó atrás una temporada sin grandes lesiones. Jugó 69 de los 82 partidos de la temporada regular, con un promedio de 7,5 puntos y 18,7 minutos. Y en los 16 juegos de playoffs tuvo una media de 6,6 tantos en 17,8 minutos. Una anotación interesante si se recuerda que no convirtió en los cuatro primeros cruces Memphis. El bahiense se sintió cómodo como actor de reparto. Y cuando debió dar la cara por el equipo, hizo recordar al mejor Manu.
• Una de las señales más potentes a favor de la continuidad: mientras Manu se despedía de la temporada, barrido por Golden State, Yuyo, Raquel, Leandro y Sebastián, sus padres y sus hermanos, estaban en el Osvaldo Casanova observando (o trabajando en el caso de Sepo) el partido de Bahía Basket ante Quilmes por los playoffs de la Liga Nacional. ¿Alguien imagina una despedida de Manu sin su familia en la cancha? “Yo quisiera que Manu juegue para siempre, me divierte verlo jugar”, expresó su papá desde el estadio bahiense en una charla con el diario La Nueva.
• La falta de Parker durante buena parte de la próxima temporada deja al vestuario de San Antonio debilitado. Kawhi Leonard es líder dentro de la cancha, pero su perfil bajo no parece el indicado para ser el gran transmisor de la filosofía que llevó a los Spurs a lo más alto durante una década y media. Con un papel acaso más reducido que el de esta temporada, con alguna concesión más en cuanto a tiempos de descanso, la presencia de Ginóbili surge vital para cualquier plan de reconstrucción que diseñe Gregg Popovich. El técnico necesita construir un nuevo líder. Será más fácil hacerlo con un ejemplo tan fuerte a mano, aunque pase mucho tiempo sentado en el banco.
• También sus compañeros quieren un rato más de Manu. Quienes conocen la intimidad del plantel dicen que ya se lo transmitieron. Lo sabe el DT, quien espera con paciencia cuál es la decisión del bahiense: “Verá lo mejor para él y su familia. Apreciamos lo que hizo por el equipo estos años. Es un hombre maduro. Yo no trataré de convencerlo. Su futuro lo decidirá él”.