Tras el secuestro, a fines de octubre, de un chip en la celda de la Unidad Penitenciaria II de Coronda ocupada por Raúl Narciso Basimiani, y dos procedimientos en Barrio Coronel Dorrego se pudo comprobar que “El Señor de la cumbia” seguía en el mundo narco.
El juez Francisco Miño dictó el auto de procesamiento para él y su pareja por el delito de tenencia con fines de comercialización, agravado en el caso de la mujer por la participación de menor. Se entiende que las hijas del matrimonio eran utilizadas para el negocio.
Se cumplieron tres años y algunos días de aquel 7 de noviembre en el que el productor bailantero fue detenido como organizador de una banda dedicada a la comercialización de drogas en kioscos de la ciudad. No se sabe desde hace cuánto tiempo siguió una actividad similar bajo las rejas ni cómo era la protección necesaria para que llevara adelante semejante empresa. Lo cierto es que las pesquisas de la Policía Federal lograron conectar esta situación con parte del negociado que supo comandar el barrabrava de Rosario Central asesinado Mario “El gringo” Visconti.
“La Sala Penal 2 del Juzgado Federal los procesó por comercialización de estupefacientes. La figura de Basimiani era más compleja porque manejaba la situación de la venta y el juez justificó que en ilícito estaba incriminado con su pareja (…) Él le daba indicaciones via telefónica a la mujer e hijas sobre qué eran lo que tenían que hacer, a cuanto tenían que vender la droga, cómo protegerse ante un eventual acercamiento policial, etc.”, dijo el fiscal federal Claudio Kishimoto. Dilucidar esa parte de la historia sin dudas es el desafío actual del representante del Ministerio Público.