Esta mañana asumió al frente de la Policía de la Provincia el hasta hoy subjefe, José Luis Amaya. Es el tercer comisario en ocupar ese cargo desde el comienzo de la gestión Lifschitz, tras el paso de Rafael Grau y de Luis Bruschi. Por su parte, José Pérez tomó funciones como segundo en la línea de mando.
Consultado por el hecho, el gobernador relativizó los constantes cambios en la cúpula de la Fuerza. “No siempre las exigencias y demandas que uno pretende se van cumpliendo y nuestra obligación es tratar de ir corrigiendo sobre la marcha, ajustando a los objetivos que nos hemos planteado”, argumentó.
No obstante, aseguró que en este caso sólo hubo un “cambio de nombres, pero en una misma estrategia y línea de trabajo”.
“Jugamos en una cancha barrosa, porque no estamos solos: juega el narcotráfico, la delincuencia, las organizaciones delictivas y la demanda de la sociedad también. Todas estas cosas nos obligan a ir ajustando plazos, exigiendo nuevas respuestas”, finalizó.
Objetivos
En su primer diálogo con la prensa, el flamante titular de la Policía de Santa Fe dijo que quiere “volver a tener la disciplina” que tenían en alguna oportunidad y “profesionalizar en su trabajo de calle” a los efectivos.
En otro orden, dijo que su “mayor anhelo” es que con la fuerza provincial se cubran “todas las expectativas del vecino”, aunque aclaró: “si vienen otras fuerzas (por Gendarmería), bienvenido sea”.
En cuanto a las dificultades a afrontar, se refirió a la necesidad de ordenar internamente a la policía y al nivel de violencia en la comunidad.