Salud - sociedad

Sábado 30 de Abril de 2016 - 10:12 hs

Libros para colorear, una forma de combatir el estrés

Incluyen mandalas, círculos mágicos y paisajes

Fue de casualidad. Después de una jornada de trabajo agotadora, Ana Paula, asesora de seguros, volvió a su casa con la idea de tirarse a hacer nada. Pero sabía que era una utopía porque en casa estaba su hija, Julia, y la esperaba ansiosamente para jugar. Cuando llegó, Julia estaba pintando en silencio. En realidad estaba coloreando unos mandalas que le había regalado una compañerita en el colegio. Al principio Ana Paula sólo observó. Pero después quiso pintar ella también. "Descubrí que con sólo ver cómo pintaba Julia, había logrado bajar un cambio. Pero cuando me puse a pintar con ella, la sensación fue mucho más fuerte, De una paz absoluta", cuenta.

Tal fue el impacto que Ana Paula lo tomó como hábito. Y también se puso a investigar acerca de estos "círculos mágicos" que habían logrado sacarla y rescatarla de ese estado de estrés casi sin proponérselo. "Me metí en Internet y descubrí que había un montón de bibliografía sobre los mandalas y el arte curativo -recuerda-. Me anoté en un taller y también me compré libros para colorear. Cuando estoy muy estresada me pongo a pintar."

El boom de los libros para colorear para el público adulto es una de las novedades más importantes de los últimos tiempos a nivel editorial. Además de los títulos que incluyen mandalas -los pioneros en el arte curativo para adultos- surgieron muchas propuestas que escapan a los círculos mágicos. Flores, arabescos, figuras geométricas, paisajes, símbolos celtas y budistas en blanco y negro esperan que alguien, probablemente estresado o deprimido, les ponga color.

No hay editorial que quiera quedarse afuera de este verdadero fenómeno: el mes pasado, Penguin Random House lanzó en el país tres títulos: 100 Láminas para colorear, 100 Láminas vintage para colorear y un tercero que es -sin duda- un guiño para los fanáticos de la serie Game of Thrones. Se trata de El libro oficial de Juego de Tronos para colorear con un total 45 láminas que recrean los escenarios y personajes de la serie de culto. A juzgar por el nivel de detalle de las ilustraciones no va a defraudar a los que buscan nuevos desafíos. Además fueron hechas por artistas de renombre como Yvonne Golbert, John Howe, Adam Stower y Levi Pinfold, todos confesos fanáticos del mundo creado por George R. R. Martin.

Paidós también sacó hace poco su colección de arteterapia con cuatro títulos donde los mandalas se combinan con motivos navideños, celtas o budistas. PeroLa gran belleza, de Alex Bellos, plantea un desafío extra: llegar a una profunda comprensión de la belleza matemática. Cada dibujo revela un secreto matemático, ya sea coloreando, uniendo los puntos o siguiendo reglas muy sencillas, y muestra los procesos matemáticos que se esconden detrás de formas naturales como olas, flores y semillas, o de patrones propios de la meditación y la espiritualidad.

Dentro de esta tendencia de libros para colorear pensados para adultos hay para todos los gustos, incluso para los nostálgicos de los 70: el libro Pintó el Punk!, de Daniel Flores, propone ponerle color a las tapas más icónicas de la contracultura musical.

La tendencia de colorear para eliminar el estrés es incluso más fuerte en los Estados Unidos y Europa (continente donde surgió en primer lugar), donde los libros para colorear pelean palmo a palmo el lugar de privilegio en vidrieras y estantes de las librerías más cool. Allí, incluso son furor los libros para ponerle color a las malas palabras de la artista británica Sarah Bigwood, conocida como PixieRah Desing. Ella combina sofisticados diseños tipográficos con veinte malas palabras. Sarah, mamá reciente, descubrió que no sólo es liberador decirlas, sino escribirlas y pintarlas.

El portal Amazon ofrece además centenares de estos álbumes para adultos, entre ellos nueve que figuran entre los 20 libros mejor vendidos. Y en Facebook o Pinterest, los nuevos artistas suben sus creaciones o intercambian consejos. El furor es tal que Dover Publications, que edita muchos de estos libros, declaró el 2 de agosto el Día Nacional para Colorear y organizó una fiesta donde, obviamente, la actividad principal era pintar. Además, en la Biblioteca Pública de Nueva York hay unos 20 talleres que explotan de gente. El secreto del éxito de este tipo de publicaciones, sugieren, es el trazo sofisticado de cada dibujo, que hace que un adulto no se sienta ridículo poniendo colores a esos diseños. Algo que tal vez sí ocurriría si se sentara a colorear un pony.

Laura Podio, licenciada en Arte, psicóloga e integrante de la Red Mandalas, tiene ocho grupos de arte antiestrés. Se especializó en mandalas porque vivió en la India y Nepal, donde descubrió las posibilidades curativas de estos círculos mágicos. "Bajan el nivel de estrés y de ansiedad. Al colorearlos se logran estados equiparables a la meditación, parar el diálogo mental. Es un mindfulnesscreativo. El aquí y ahora con esa creación", asegura Podio, que tiene más de 30 títulos publicados.

Para ella, lo interesante de esta tendencia es que el público adulto puede reconectarse con esta actividad de la infancia que tanto disfrutaban siendo niños. "La actividad de colorear es fantástica. A la gente le gusta los diseños complejos, pero que también ofrezcan espacios libres -comenta Podio-. Hay algunos tan detallados que estresan de sólo mirarlos. Yo siempre digo que no hace falta completar el dibujo. La clave es disfrutar la actividad porque si no el objetivo antiestrés, la necesidad de aquietar la mente, de la introspección, no se cumple."

La diseñadora Viviana Mattei empezó a pintar mandalas hace diez años. Además de coordinar la red de artistas y psicólogos, da cursos y hace acciones en hospitales. El mural pintado en el techo del pasillo que conduce a la zona de quirófanos del hospital Garrahan es una iniciativa de ella y un grupo de artistas que está convencido en el poder curativo del arte.

"Los mandalas ayudan en un momento de crisis emocional. El círculo te contiene, el centro te conecta con tu interior y en poco tiempo lográs ver lo esencial. Es una herramienta de meditación maravillosa y accesible."

Según Mattei, cada persona se siente llamada por algún diseño. El estilo es libre. "La persona pinta como quiere, no hay una técnica precisa. Puede empezar de adentro para afuera, por los costados, por donde quiera. Lo importante es que se conecte con ese dibujo a través de los colores. Es emocionante cuando la persona va descubriendo lo que el mandala le va diciendo."

El furor por estos libros es tal que Ana Paula pide como suvenir a alguien que viaja a los Estados Unidos o Europa un libro para pintar para ella. "A Julia también le encanta y nos ponemos a pintar juntas -cuenta-. Los sábados a la mañana los dedicamos a eso. Eso sí: ella tiene sus libros y yo los míos. En la semana, cuando me ve cansada, me dice: «¿Querés pintar?» Ella y los mandalas son mi cable a tierra.

Fuente: La Nación