Salud - sencillos

Viernes 29 de Abril de 2016 - 16:07 hs

Cálculo para anticiparse y prevenir un infarto

El diagnóstico temprano del síndrome metabólico es un gran desafío clínico.

Actualizado: Viernes 29 de Abril de 2016 - 16:33 hs

Crédito: Infobae

Suele decirse que a la suerte hay que acompañarla. Una persona puede tener la dicha de transitar su vida sin haber experimentado situaciones de salud graves como un infarto o un ACV, pero seguramente si hace todo lo contrario a lo médicamente recomendado para evitar cuadros de ese tipo, como llevar una vida sedentaria o no cuidar los niveles de glucosa, presión arterial o colesterol, estará más cerca de tener "mala suerte".

Ahora se sabe que un simple cociente entre el nivel de triglicéridos en sangre y el colesterol "bueno" o HDL se reveló como un buen predictor del síndrome de resistencia a la insulina, que es la principal causa de los trastornos metabólicos que conllevan al riesgo cardiovascular. Y que hábitos de prevención puntuales alejarían a todo mortal -salvo que medien predisposiciones genéticas contra las cuales no se puede actuar- de la sala de cuidados intensivos.

El doctor Martín Salazar, especialista de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), reveló que "con la ayuda de esa simple relación entre dos datos (que pueden obtenerse con un sencillo examen clínico de laboratorio) es posible tomar medidas de prevención primaria primordial capaces de reducir notablemente el riesgo de infarto, ACV y muerte por enfermedad cardiovascular, adelantándose cinco años al diagnóstico del síndrome metabólico".

Se considera que una persona padece síndrome metabólico cuando reúne al menos tres de los siguientes cinco factores de riesgo: hipertensión arterial, glucosa alta, triglicéridos altos, bajos niveles de colesterol HDL, que tiene un efecto protector del sistema vascular, y exceso de masa grasa en el perímetro de la cintura.

El doctor Salazar explicó en el marco del XXIII Congreso Argentino de Hipertensión Arterial que "cuando el paciente llega a ese diagnóstico de síndrome metabólico es porque previamente acumuló factores causantes de resistencia a la insulina". Y que una serie de estudios realizados en la Argentina y en el exterior –publicados a lo largo de los últimos dos años– confirman que el cociente triglicéridos-HDL permite dar cuenta de ese trastorno metabólico con mayor antelación y de manera más sencilla. Esto le permite al médico tratante indicar cambios en la dieta y en el estilo de vida del paciente (básicamente, la realización de actividad física) para revertir la relación entre masa muscular y masa grasa en su organismo.

Según explicó en el Congreso el doctor Walter Espeche, "a medida que la masa grasa del organismo aumenta respecto de la masa muscular, se va produciendo el fenómeno de resistencia a la insulina, que implica que el organismo requiere cada vez más de esta hormona segregada por el páncreas para lograr la misma función regulatoria de la glucosa, la cual como consecuencia se hace deficiente".

Cuando el cociente entre triglicéridos y HDL supera los valores de 3,5 en el varón y de 2,5 en la mujer –que son los valores de corte para una población como la Argentina, calculados en base a estudios poblacionales realizados en las localidades de Rauch y San Andrés de Giles–, eso indica que el proceso de resistencia a la insulina ya está presente y el paciente, aun cuando se trata de una persona considerada sana, verá notablemente incrementado su riesgo cardiovascular. Y en este sentido, señalaron los especialistas, las medidas de dieta sana y ejercicio regular, que tienden a reforzar la presencia de masa muscular respecto de la grasa, se mostraron más eficaces que las terapias farmacológicas a la hora de reducir el riesgo en la población sin antecedentes de enfermedad cardiovascular.

"El diagnóstico temprano del síndrome metabólico es un gran desafío clínico para la prevención de las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad por infarto y ACV - señaló por su parte el doctor José Alfie, presidente del comité científico del congreso-. a través del cociente entre triglicéridos y colesterol HDL, estos especialistas Proponen una versión simplificada que permite detectar el trastorno metabólico con antelación y establecer medidas tempranas de prevención primordial".

La hipertensión arterial (HTA) afecta aproximadamente a un tercio de la población adulta, y su control disminuye un 40% la incidencia de ACV, un 50% la de enfermedad cardiovascular y un 25% la de infarto de miocardio. Sin embargo, a pesar que existen tratamientos muy eficaces y adaptables a la realidad de cada paciente, ese control sigue siendo un desafío porque, según lo confirmaron diferentes especialistas, apenas uno de cada cuatro hipertensos mantiene su presión arterial controlada, es decir, por debajo de sus valores normales de 140 mmHg (para la presión sistólica o "máxima") y 90 mmHg (para la diastólica o "mínima").

Sólo en muy pocos casos esa dificultad se debe a que la HTA sea resistente a los tratamientos: en la mitad de los casos en que la presión sigue alta, es el paciente quien –por muy variadas razones– no sigue el tratamiento tal cual el médico se lo indica; y en muchos otros, es el médico el que no modifica el tratamiento cuando el paciente no logra el objetivo terapéutico de mantener controlada su presión, circunstancia conocida como inercia terapéutica.

"En nuestro país, el estudio Renata demostró que sólo el 26,5% de las personas hipertensas tiene su presión arterial bien controlada", aseguró la doctora Judith Zilberman, presidente del comité organizador del congreso, y coordinadora del trabajo que llevó a la toma de posición de la SAHA, quien además agregó que "este escaso grado de control encuentra tres grandes responsables: el paciente, el médico y el sistema de salud". Para elaborar el documento de SAHA se tomaron en cuenta más de 100 estudios científicos realizados en Argentina y en el exterior.

Fuente: infobae