Niños baleados: los casos más resonantes

Asesinatos como el de Melani Aylén Gorondon, de 11 años, no son hechos aislados: se reiteran a través de los años en los distintos barrios de la ciudad de Santa Fe.

Este martes se inició el proceso judicial a dos hombres de 23 años  por el asesinato de Melani Aylén Gorondon de 11 años cometido en 2015 en inmediaciones de calle Santiago de Chile al 5.600 de la ciudad de Santa Fe.

El domingo 27 de diciembre de 2015, minutos después de las 15, Melani estaba jugando en la vereda de su casa junto a sus hermanas y otras personas, cuando fue atacada por uno de los jóvenes que disparó al menos cinco veces con un arma de fuego. La niña fue impactada por uno de los proyectiles que le ingresó en la zona superior del cráneo, y falleció horas después en el Hospital de Niños.

Esta, lamentablemente, es una historia que se repite: en junio, un nene de tres años recibió un balazo en el estómago en la puerta de su vivienda del barrio Loyola Sur. El menor se encontraba jugando con su hermana de 12 años, su hermanito de 8 meses y una amiga de la mayor, y fue blanco de una bala perdida.

"No es un hecho aislado, se viene dando hace mucho tiempo", había expresado en ese momento Liliana Benitez, presidenta de la vecinal del barrio en contacto con LT10. La mujer recordó un hecho similar en la zona. Se trata del caso de Jesica Carranza en abril de 2017, una beba de dos meses que fue herida en la cabeza y en el tórax por perdigonadas durante un tiroteo entre la policía  y un sujeto que abrió fuego contra los efectivos. Jesica ahora tiene un año y si bien pudo recuperarse, todavía tiene secuelas por la agresión. 

En barrio Barranquitas también hay registros recientes de un suceso parecido en agosto de 2017, aunque este se dio -de forma accidental- dentro de una casa ubicada en Pedro Ferre al 3300. A un joven de 20 años que manipulaba un revólver calibre 38, se le escapó un tiro e hirió en la cabeza a Lorenzo Cantero, un bebé de tan sólo un mes que estaba en los brazos de su madre, hermana del muchacho que tenía el arma.

En junio de 2015, el barrio San Agustín I, al noroeste de la ciudad, también tuvo su hecho resonante: un nene de 11 años fue baleado en el abdomen mientras caminaba rumbo a la casa de su abuelo. Su mamá, suboficial de la policía provincial, acusó en ese momento a integrantes de bandas narco que operaban en la zona.

El año 2014 fue uno de los períodos en el que se repitieron más casos de este tipo: cuatro chicos sufrieron heridas por balas perdidas. En enero de ese año, Federico Martínez de 8 años jugaba con su bicicleta frente a su casa en Alto Verde cuando delincuentes abrieron fuego y lo hirieron en la espalda perforándole un pulmón.

Dos meses después, dos niños de 3 y 12 años fueron baleados en Santa Rosa de Lima tras quedar en el medio de una balacera. En agosto, un nene de 11 años murió de un balazo cuando jugaba al fútbol en un descampado de barrio Nueva Pompeya.

Finalmente, el caso de Serena Martínez. La niña de 6 años murió en diciembre de 2013 tras agonizar una semana en el Hospital de Niños: mientras participaba de la colonia de vacaciones del Club Regatas, Serena recibió un disparo en la cabeza proveniente de un enfrentamiento armado en Alto Verde.