LT10 en Brasil: Interlagos se renueva para un Gran Premio histórico
El tradicional trazado atraviesa una transformación sin precedentes, con repavimentación, obras de infraestructura millonarias, expectativas récord de público y recaudación
El circuito de Interlagos se viste de gala para recibir un nuevo Gran Premio de Brasil de F1, pero esta vez no será una edición más del calendario. El tradicional trazado brasileño atraviesa una transformación sin precedentes: repavimentación total, obras de infraestructura millonarias y expectativas récord de público y recaudación.
El Autódromo José Carlos Pace estrenará este fin de semana un asfalto completamente nuevo, tras un trabajo integral que abarcó el 100% de la pista. La renovación busca eliminar los desgastes y baches que caracterizaban al circuito, además de mejorar el sistema de drenaje, una decisión clave ante lo que anticipan los meteorólogos: lluvia casi asegurada durante los tres días de acción.
Pero la modernización no se limitó al trazado. La organización invirtió fuerte en un nuevo Hospitality Center de 22.000 metros cuadrados, que redefine por completo el espacio del Paddock Club y eleva el nivel de servicios para patrocinadores, invitados y equipos. También se inauguró un túnel subterráneo que une la Puerta G con la zona interior de las curvas “del Lago” y “Laranjinha”, pensado para mejorar la circulación de espectadores y optimizar la logística dentro del predio.
Las cifras que rodean a esta edición del Gran Premio son tan ambiciosas como las obras realizadas. Se espera la presencia de más de 300.000 fanáticos a lo largo del fin de semana y un impacto económico de alrededor de 2 mil millones de reales, equivalente a unos 360 millones de dólares para la ciudad de San Pablo.
Sin embargo, toda la atención podría robársela el clima. Los pronósticos son categóricos: 95% de probabilidad de lluvia para viernes, sábado y domingo. Y en Interlagos, el agua suele ser sinónimo de caos, sorpresas y espectáculo. Las condiciones meteorológicas pondrán a prueba no solo el nuevo asfalto, sino también la habilidad de los pilotos y la capacidad de los equipos para adaptarse a un escenario impredecible.
Con estas condiciones, el Gran Premio de Brasil se perfila como uno de los más vibrantes y exigentes de la temporada: una pista nueva, una organización renovada y un cielo amenazante que promete drama desde la primera vuelta.