La campaña de Colón en la Primera Nacional preocupa, pero hay un dato que golpea especialmente: la falta de resultados de local. El estadio Brigadier López, históricamente un bastión difícil para los rivales, se convirtió en tierra fértil para los visitantes.
El Rojinegro ya acumula tres derrotas consecutivas en casa, que evidencia la crisis futbolística. Pero más preocupante aún es que Colón no hace goles. El último grito en casa fue de Emmanuel Gigliotti en el triunfo 2-0 ante Central Norte de Salta.
Paradójicamente, 10 de los 14 puntos que suma en el Grupo B los consiguió en el Cementerio de los Elefantes. Pero los rivales llegan ya sin temores y con la certeza de que pueden llevarse algo.
En un torneo largo y exigente como la Primera Nacional, hacerse fuerte de local no es solo una ventaja, es una necesidad y Colón está fallando, pagándolo caro en la campaña. Su presente lo encuentra lejos de los puestos de privilegio, sin identidad, sin gol, y sin ese eslabón tan preciado: la potencia en reducto.