LT10 - Columna de opinión de Gustavo Mazzi

Miércoles 26 de Noviembre de 2014 - 03:30 hs

"A Pergamino, con el 'cuore' en la mano y la memoria intacta"

Actualizado: Domingo 13 de Marzo de 2016 - 22:48 hs

 ¿Cuánto dura un partido para los hinchas con el equilibrio emocional perturbado? ¿Cuántos días antes comienzan a jugar? ¿Cuántos Douglas-Colón pueden imaginar hasta la hora señalada para el inicio del duelo?

Dios... ¿Cuántos rezos al cielo al viejo o al abuelo que no están? Son ellos los que te dejaron la herencia en la sangre y el luto en el corazón para siempre. ¿Y cuántas promesas habrán jurado cumplir si la taba cae esta vez del lado de la suerte?

¿Cómo fue que un día cualquiera de noviembre se espera tanto o más que el brindis familiar de fin de año? ¿Cómo se hace para resistir otra taquicardia traicionera como la de Olimpo o Rafaela? ¿Cómo hacer para no volver maldecir a quienes mancharon la camiseta y llevaron al club a estas consecuencias? ¿Cuándo mierda se termina esta pesadilla?

Colón late al compás de un aletargado corazón que desfigura un electrocardiograma. Es que un partido decisivo en la segunda categoría equivale a cientos de partidos anodinos de tanto equipo amargo que deambulan en primera. No solo hay en juego tres puntos. En 90 minutos en la B, para una institución tan grande como esta, se subasta cada fin de semana el orgullo, la historia, la leyenda, la vergüenza, hasta la dignidad!!! Y ni hablar de lo que viene. El Sabalero irá a Pergamino sabiendo que si gana asciende. Pero también sabe que si no logra vencer, habrá otra oportunidad ante Boca Unidos. No se recorta tan aciago el futuro, pero el trámite no parece sencillo, como todo lo que vivió en los últimos tiempos. Es que Colón ya tiene aprendido el secreto mejor guardado de este brutal y feroz 2014: "Primero hay que saber sufrir".

Un dato real y concreto: Los hinchas no simpatizan con el equipo para festejar sus triunfos, sino para identificarse con una causa. Esa causa que trasciende categorías, victorias, derrotas, dirigentes, jugadores y técnicos. Los hinchas siempre estarán jugando, estarán empujando y también esperando. Porque pase lo que pase, juegue donde juegue, gane o pierda, ellos siempre serán de Colón. Ese que tiene sus raíces en Santa Fe, en el Barrio Centenario y se propagó por todo el mundo.

A partir de hoy y hasta jugar con Douglas, ¿cuántas veces más volverán a recordar la ausencia inoportuna ante Rafaela, la deuda por Falcón, la quita de seis puntos? Es un injusto y recurrente “déjà vu” de este año “extra large” que no se termina nunca para los del sur de la capital. Vuelven a la memoria las imágenes de los sicarios de la pasión. También es imposible olvidar a los mercenarios de pantalones cortos que se bajaron del barco.
Las heridas no cicatrizaron, pero es tiempo de darle también un lugar a los que llegaron y dignificaron el último torneo en primera, aunque no alcanzó. Y aparecerá en la memoria el recuerdo de Videla, Graciani, Meli, Montoya y el DT, Diego Osella. Un tipo que alimentó con la misma intensidad el sueño como ese personaje que construyó y que se terminó devorando al buen entrenador. El recuerdo de todo lo vivido está siempre presente y también se escucha nítido, el reclamo de justicia urgente. El Sabalero espera el estreno de un nuevo “Relato Salvaje”, uno más en lo que va de este convulsionado 2014 que nadie olvidará jamás.

Porque todo está clavado en la memoria. Como el 3 a 1 al River campeón de Ramón. Los triunfos en Rosario ante Central y Newells. El primer puesto y las chances de salvación. En la memoria quedará guardado por siempre el gol de Alario ante ese “maldito” Olimpo arrebatador de sueños. Las lágrimas de aquella tarde increíble después que un “parto” alumbró las chances de un desempate. Esas lágrimas derramadas con puro sentimiento servirán por siempre de fertilizante para el verde (esperanza) césped del Brigadier. También queda en el recuerdo de aquella última fecha, la sospechosa actitud del timorato “Arsenal de Sarandí”, que aquel día tenía balas de fogueo para combatir, y no pudo batir a la Crema .

Luego, la “procesión a Rosario”, similar a la de hace 20 años al Chateau Carreras de Córdoba. Hay una memoria que lastima al evocar la dolorosa derrota con Rafaela y el descenso cruel, después de tanto esfuerzo. Pero sin drama. Con el orgullo y la pertenencia otra vez como bandera y no como proclama marketinera. Nadie se fue después de aquella tarde rosarina… es más, muchos volvieron.

El equipo cayó definitivamente en el tan temido pozo del descenso, pero su gente quedó satisfecha en lo más alto del coliseo "Canalla". Aguantando los "trapos" con una honradez tan Gigante como el mismo estadio, apenas unos segundos después de haber golpeado sus huesos en el suelo de la "B". Eso fue la verdadera pertenencia colonista en su máxima expresión
Todo está guardado en la memoria, sueño Sabalero y de una etapa con historia. El engaño y la complicidad de aquellos que pasaron y andan sueltos. Todo está clavado en la memoria, espina que ha lastimado y aún sangra en esta historia.

La humildad y la abundancia que se juntan, el mal manejo con su mal recuerdo. El equipo busca volver. La justicia que mira y no ve. Todo está escondido en sus memorias.

Fue cuando ya no se callaron y se hartaron, luego que “alguien” se lo comió todo. Se fue y dejó a Colón en el lodo, aunque hoy se sale codo a codo. También en el fútbol la memoria apunta hasta matar, a los miserables que lo estafan y no la dejan volar.

Todo está arraigado en el corazón y atesorado en la MEMORIA… Pero el futuro es hoy, y hoy ante Douglas Haig puede comenzar a saldar algunas deudas, luego de esta trama compleja de amores y odios, escrita, con “sangre en las venas y luto en el alma”. Como te enseñó tu viejo.

De pié Colón, falta menos para volver a caminar bajo el manto de primera. A ganar... es una orden!!!