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Miércoles 23 de Julio de 2014 - 19:28 hs

La tecnología y la ciencia marcaron el ritmo de la diversión en Tecnópolis

En el primer domingo de vacaciones, unas 90 mil personas se dieron una vuelta por Tecnópolis, la muestra que en 50 hectáreas reúne actividades interactivas para toda la familia. Los chicos aprovecharon el día hasta el atardecer y experimentaron juegos educativos que combinan ciencia, artes y tecnología.

Una de las propuestas más llamativas fueron unas bicicletas con ruedas cuadradas que se deslizaban sobre una superficie ondulada. Todos querían subirse a este triciclo que desafiaba las leyes de la lógica. La idea era reflejar y demostrar por qué la rueda, uno de los grandes inventos de la historia de la humanidad, es un elemento óptimo para desplazarse en terrenos planos.

Dentro del área de neurociencia, en el Laberinto para ciegos el desafío consistía en llegar a encontrar la salida pero con los ojos vendados. Para atravesar las diferentes barreras, los caminantes llevaban colgado un sensor de proximidad que les avisa cuándo se uno se topa con un obstáculo. Al principio se hacía complicado, pero una vez que se le toma la mano al sistema de navegación que utilizan los murciélagos, es simple avanzar.

En esta cuarta edición de la feria, que durante los 3 primeros días fue recorrida por 220 mil personas, hay más de 105 espacios con múltiples propuestas. Para que todos puedan aprender, unos 400 alumnos de 3 universidades ofrecen a los visitantes un panorama más profundo sobre el tema que están transitando.

Muchos de los desprevenidos que ingresaban a la Casa de Newton, en honor al físico y matemático del siglo XVII, imaginaban que se trataba de un paseo ilustrativo, pero tras los primeros pasos comprobaban cómo la percepción engaña a la mente y lo difícil que es caminar cuando el suelo está inclinado. La casa está dividida en tres ambientes con una inclinación de 25, 30 y 35 grados, lo que implica que uno deba caminar “torcido”, al tiempo que la gravedad ejerce una fuerza sobre el cuerpo.

En el área robótica, los autómatas son comandados a través de diferentes sensores (tacto, infrarrojo, control remoto y ultrasonido) por los chicos que observan fascinados con la precisión que responden estas máquinas. Hay circuitos que van desde tomar un auto en miniatura con un brazo mecánico, depositarlo en una cinta, hacerla girar hasta la otra punta y volverlo a tomar.

Explicarle a una criatura que la ionización es un fenómeno fisicoquímico por el que se producen iones es tan poco didáctico, que todos lo evitarían. Si en cambio se coloca una de esas bolas magnéticas que al apoyar las yemas sobre el cristal despide pequeños rayos de luz, la cosa cambia y los chicos, por curiosidad o travesura, ponen los dedos y después preguntan para qué sirve este experimento.