Opinión - Crónica política

Domingo 14 de Octubre de 2018 - 10:27 hs

Cuando la suerte que es grela

Por Rogelio Alaniz

El gobierno nacional y los frustrados aumentos del gas. Tengo el corazón dividido. Por un lado, la imagen de un gobierno capaz de escuchar, aceptar errores, de abrirse a nuevas propuestas; por el otro, la decisión de un niño bien algo botarate, algo caprichoso, algo irresponsable.

En las sociedades democráticas un gobierno no necesariamente debe ser el abanderado de los trabajadores, pero lo que nunca debería perder de vista es que en todas las circunstancias se le puede hacer muy difícil gobernar si con sus decisiones afecta, con un argumento u otro, a sus votos, a sus bases sociales que le otorgan la legitimidad cotidiana.

Soy democrático, liberal y republicano. En nombre de esos valores critiqué a Lula y apoyé la decisión soberana de la justicia de ponerlo entre rejas. Pero en nombre de esos valores -que para mí no son un detalle de ocasión- jamás podría apoyar a un tipo como Jair Bolsonaro.

Señores del Partido de los Trabajadores. Bolsonaro no me gusta. No me gusta de donde viene, no me gusta lo que es y no me gusta lo que promete. Pero a no hacerse los distraídos: a Bolsonaro lo inventaron ustedes. Ustedes lo trajeron con su corrupción, su venalidad y su cinismo.

Más allá de las simpatías o antipatías que nos pueda despertar Bolsonaro, lo que estas elecciones en Brasil han dejado en claro es que una mayoría del pueblo de ese país está de acuerdo con que Lula esté preso por ladrón. La "doctrina Garavano" ahora refutada en Brasil.

"Lula es Haddad; Haddad es Lula". Leí la consigna y pensé que era parte de la estrategia de Bolsonaro para desprestigiar a Haddad. Para mi sorpresa me entero que no, que esa fue la consigna electoral de la campaña de Haddad. Como se dice en estos casos: "Después no se quejen".

En un tiempo se votaba por lo menos malo; en la actualidad daría la impresión que se vota no por lo menos malo sino en contra de lo más detestable. No es un detalle o un juego de palabras. El caso de Brasil es emblemático. No les importa Bolsonaro, les importa el rechazo al PT.

En sus inicios sindicales Lula se parecía a Agustín Tosco o a Raimundo Ongaro. Y al final del camino se parece a Moyano o Barrionuevo. El desplazamiento de la luz a la sombra, de la virtud al vicio, alecciona acerca de las emboscadas que el poder tiende a quienes se entregan a él.

Paradoja histórica y existencial de los dirigentes del Partido de los Trabajadores. Soportaron persecuciones, cárceles, torturas, pero fueron asombrosamente débiles a la hora de resistir las tentaciones del poder, las acechanzas de la corrupción, la pulsión de enriquecerse.

¿Tinelli sería la versión criolla de Bolsonaro? Lo dudo. En la comparación temo que a alguno de los dos los estamos subestimando u otorgándole virtudes que carecen. Por lo pronto un Bolsonaro criollo sería una mezcla de Bussi con Rico más un toque de Milei y Cúneo. Difícil, pero no imposible en estos pagos.

Para quienes sostienen que la corrupción no es un eje político interesante o no da cuenta de las principales contradicciones de una sociedad, las elecciones de Brasil confirman, una vez más, que la corrupción del poder y los poderosos puede llegar a ser el centro de la política.

Los argumentos que brinda Hugo Moyano para justificar sus fortunas me recuerden hasta en los detalles los argumentos defensivos de María Julia Alsogaray. Es como que en el horno de la corrupción todos se parecen más allá del origen de clase, cultura, tradición familiar y sexo.

Asaltar un auto en el que viaja una mujer, sola, sin custodios. ¿Qué pretendían? ¿Lincharla? El acto en si mismo revela en toda su bajeza la catadura moral de las bandas cuya identidad política es relativamente fácil de reconocer. ¿Opositores o forajidos? ¿Pueblo o canalla? ¿Militantes o sicarios

Las patotas que se ensañaron contra María Eugenia Vidal pertenecen al gremio de Baradel. ¿Maestros? Tal vez. Pero maestros de Baradel, claro está. Profesionales de planes de lucha cuya máxima expresión es atacar a una mujer sola. Ni los matones de Herminio Iglesias se hubieran animado a tanto.

Contemplo el escenario en el que se perpetra el ataque contra María Eugenia Vidal. Yuyales, baldíos, un territorio agreste y áspero. Facinerosos lanzados contra el auto en el que viaja la gobernadora electa de la provincia. El paisaje recuerda escenas de "Fauda" o de la Franja de Gaza.  Seguramente los K estarán orgullosos.

Muchachos kirchneristas reivindican a De Vido, Boudou y Salas. Y no vacilan en calificarlos de héroes. Desde la Odisea a la Divina Comedia, desde la Ilíada al Cantar del Mío Cid, desde Giglamesh a Robin Hood  que no se escuchaba una ponderación tan vibrante, oportuna y épica de la condición de héroe.

"A las Madres de Plaza de Mayo les permito todo". ¿Humanismo clerical? ¿Poner la otra mejilla? ¿Para cuándo la expulsión de los mercaderes del templo, mercaderes cuyos utensilios de trabajo preferidos son los bolsos?  Equivocado señor Papa en permitirles todo. Las Madres de Plaza de Mayo –un cascarón hueco y turbio- hace rato que se permiten todo sin pedirle permiso a usted y mucho menos a la ley. Sus "Sueños compartidos" son el mejor testimonio que nos pudieron brindar. ¿También a esa hazaña amasada con estafas, saqueos y racismo se la debemos permitir?

La prisión preventiva es una de las herramientas legales que dispone el estado de derecho para poner en línea a los poderosos. Precisamente, una de sus exigencias es que el imputado maniobre para favorecerse. Queda claro que esos recursos solo lo pueden ejercer "los de arriba".

Julio de Vido condenado. Una victoria de la democracia y el estado de derecho. Los poderosos pagan por sus delitos. Los argumentos de los kirchneristas contra los jueces y los juicios me recuerdan los argumentos de las juntas militares contra la justicia de la democracia.

Hoy algunos se preguntan: ¿Qué hubiera ocurrido con los juicios a la corrupción si las elecciones las hubiese ganado Daniel Scioli?

La respuesta es bastante sencilla: Lo mismo que hubiera pasado en 1983 si en lugar de ganar Raúl Alfonsín hubiera ganado Luder, "el amnistiador".

La corrupción y el crimen incluye sus traiciones, sus bajezas y sus sórdidas canalladas. La respuesta de Julio De Vido a su condena apunta más a las deslealtades de sus "compañeros" que a sus acusadores reales. Relatos históricos y películas sobre la mafia hablan hasta el cansancio sobre estas menudencias de infidelidades y traiciones.   "Las cloacas del poder kirchnerista", podría titularse este capítulo.

Los "peronistas racionales" se molestan cuando escuchan que la alternativa es Macri o Cristina. Suponen que se polariza de manera interesada. Para discutirlo. Pero lo cierto es que en cada coyuntura importante los "peronistas racionales" se reportan con Cristina. Como le gustaba decir a doña Rosa: "Por algo será".

Los bolsos de dólares en la tumba de Néstor. Esas nocturnales necrológicas que gusta celebrar el peronismo. Desde el cadáver de Evita a las manos de Perón. Pero en la ocasión los dólares en la tumba le otorgan a la ceremonia ese toque sórdido y venal que distingue a la causa K.

En tiempos del "anciene regime" o, según se mire, en los umbrales de la revolución francesa, hubo en la corte de Versalles una escabrosa intriga entre Maria Antonieta y Madame Du Barry, escabrosidades que fatalmente me recuerdan las actuales riñas entre Lorenzetti y Rosenkrantz.

 

Fuente: LT10