Opinión - CRÓNICA POLÍTICA

Domingo 30 de Septiembre de 2018 - 09:11 hs

“Sin esa mentira no puedo vivir”

Balance: El país gasta más de lo que recauda; las condiciones sociales no son buenas; el paro no resuelve nada; el verdadero debate democrático sobre el reparto de los costos se da en el Congreso con la ley de presupuesto. Lo demás es golpismo, conspiración o tontería.

El paro y el día después. Esa agobiante sensación de náusea y melancolía, de escalofrío y ojeras, el estremecimiento del vicioso que contempla en el filo de la madrugada los mendrugos de la fiesta. Mendrugos de pan, gomas quemadas, servilletas estrujadas, botellas vacías, latas de cervezas, excrementos, un calzón, una zapatilla sin cordones, palos rotos, los restos de un bombo, una camiseta de fútbol con manchas de vino, banderas chamuscadas, dos o tres preservativos flotando entre el charco y el barro, despojos de la fiesta ..."una exitosa jornada de lucha", se ufana el dirigente sindical...

¿Quiénes van al paro? Trabajadores que reclaman trabajo; pobres extorsionados; troskos que ensayan la revolución, lúmpenes reclutados en las cloacas; sindicalistas de uñas largas y filosas y sindicalistas millonarios beneficiarios exclusivos del "exitoso" plan de lucha".

El supuesto "pueblo" en la calle suma una clientela que no supera en su mejor momento las 100.000 personas. Allí hay militantes, matones, lúmpenes, pobre gente extorsionada y sindicalistas millonarios. Representan el 0,25 de la población. Minoría ruidosa, pero minoría al fin.

Un señor dice: "Me estoy haciendo una casa". Otro señor dice: "Estoy esperando que me den una casa". En esa leve variación de la frase se manifiestan en el mundo de la pobreza dos culturas, dos prácticas sociales que sostienen proyectos políticos antagónicos.

Michelli que representa el 0,4 de los votos, le pide al gobierno que se vaya. ¿Loco? No, populista. Supone que un grupo de gente en la plaza es el pueblo. ¡Con el 0,47 de los votos habla en nombre del pueblo! De un pueblo imaginario y fantasmal que no existe o no tiene nada que ver con él.

La izquierda y el populismo quieren derrocar a Macri. La izquierda para hacer la revolución social, el populismo para retornar al "relato". La revolución de la izquierda es un imposible trágico, el retorno del relato es un posible sórdido. Objetivamente, la izquierda es la hetaira, la mesalina, la barragana roja del populismo.

Si el proyecto de Macri cierra con represión, lo que falta son los muertos. ¿Cómo obtenerlos para que "cierre" el marco teórico? Sencillo...provocando, "agudizando las contradicciones" para que el "Capital" desnude sus colmillos y los muertos lleguen. Pesadilla impotente y perversa de la izquierda.

A Alfonsín, De la Rúa y Macri el peronismo gremial le hizo un promedio de más de dos paros por año. A Menem y los Kirchner, un promedio de menos de un paro cada dos años. De Vandor y Alonso a Moyano y Yasky, la huelga general como herramienta partidaria para recuperar el poder.

Si el pueblo real se decidiera salir a la calle a protestar contra un gobierno injusto lo haría sin necesidad de colectivos y choripanes. Así fue históricamente. Porque precisamente ese pueblo real está ausente es que se recurre al "aparato", al arreo y el apriete.

Micheli, Sobrero y Yasky no se equivocan cuando exigen la deposición de Macri. Dicen lo que piensan y lo que la claque que aúlla a su alrededor quiere escuchar. Puede que haya razones para la huelga -siempre las hay- pero la huelga para los sindicalistas, de derecha o de izquierda, siempre fue la antesala del golpe de estado.

Claro que importa decirlo. En ese universo impiadoso de carencias y necesidades que distingue al mundo de la pobreza hay muchos hombres cuya dignidad está sostenida por lazos íntimos de solidaridad, orgullo y coraje. Pobres que bregan con honor contra su destino, pobres que trabajan, alientan esperanzas y que están en las antípodas del "pobre" del populismo manipulado y corrompido.

La política no se hace solamente con palabras, pero las palabras son importantes y a veces pueden ser decisivas, sobre todo cuando esas palabras las pronuncia el presidente de la nación. Dicho esto: ¿Era necesario decir hace seis meses “Lo peor ya pasó”? ¿Era necesario decir en el contexto de una huelga nacional que los argentinos debemos enamorarnos de Lagarde? Nada personal contra ella y la institución que representa…pero aprendí en la vida que cuando la palabra amor está fuera de lugar es una trampa, un simulacro, cuando no la mercancía preferida del burdel ¿ Y eran necesarios esos pasos de baile que en el mejor de los casos son un acto de frivolidad para un país que no la está pasando bien, cuando no, evocan fatalmente la pista del Titanic?

Argentino medio, votante de Macri y antiperonista: “Lo voté y lo banco, pero cuando llego de noche a la cama después de un día agobiante me pregunto: ¿Cuánto poder adquisitivo estaré dispuesto a ceder a cambio de que el peronismo nunca más regrese?”.

Renunciar al BCRA con Macri en Estados Unidos haciendo gestiones en el FMI, esforzándose por decir que en el país todo anda bien y en medio de una huelga general, me huele a vuelo de pájaro al acto de irresponsabilidad de un timbero, a una intriga del poder o algo peor. Napoleón, Metternich y Bismarck lo sabían: en política los amigos suelen provocar más daños y ser más peligrosos que los enemigos. Fouché era más contundente: Dios exige perdonar a los enemigos, pero no a los amigos, en consecuencia…,

Entiendo los beneficios del optimismo, siempre y cuando lo reguemos con alguna cuota saludable de pesimismo como para curarse en salud. Bienvenido el acuerdo con el FMI pero…¿es tan seguro que las variables de la macroeconomía estarán arregladas hasta el 2020? Un funcionario habló del blindaje. Desdichada palabra que evoca un tiempo desgraciado. También entonces se dijo que estaba todo arreglado…No lo sé…quiero que todo salga bien, pero los resultados son los que hablan…Si todo sale bien felicidades para todos…pero ¿qué pasa si dentro de un mes se reinicia la ya monótona cantinela del dólar que se dispara, del riesgo país que crece? ¿Hay plan B? No lo sé. ¿Y hay plan “A”? Espero que sí.

Los jóvenes de La Cámpora cuando se refieren a Cristina le dicen la Jefa. Designación procaz y realista que los pone en evidencia por partida doble: el sometimiento del vasallo al Señor, pero también la relación del esbirro, el alcahuete o el idiota útil con el jefe de la banda.

Máximo y las bóvedas; Heyn, caído en sugestivas peripecias sexuales; Cabandié, "chapeando" contra una agente; Ottavis, los gatos y la farándula; Larroque y el apodo que mejor lo representa: "Cuervo". Ah...y su denuncia a los "narcosocialistas". La Cámpora. Buenos muchachos.

El Papa Francisco para apoyar a Grabois o Bonafini no es ambiguo, pero sí lo es en el tema de la pedofilia en la Iglesia.  Es verdad, calificó a la pedofilia como un acto monstruoso, pero acto seguido cayó en el pecado del relativismo. ¿O qué otra cosa significa decir que antes las familias escondían estos casos? Por ese camino el obispo que protegió al pedófilo queda libre de culpa y cargo.

El populismo se justifica porque incorpora la pasión a la política. Falso y peligroso. La pasión vale para el mundo privado; para el mundo público, la racionalidad. La pasión como fundamento de la política es el asalto a la razón, el fundamento histórico de los totalitarismos.

El "arte político" de Pichetto se reduce a ser el senador que expresa el sentido común de las relaciones de poder en un país en el que durante un cuarto de siglo el poder estuvo controlado por el peronismo. La libertad de Menem y Cristina es la consecuencia lógica de esa visión del poder.

Darío Grandinetti tiene derecho a ser opositor a Macri, pero no tiene derecho a usar una tribuna extranjera para atacar al gobierno votado por los argentinos. No se habla mal del país en el extranjero. Un nacionalista -yo no lo soy- lo acusaría de traidor a la patria.

Atacar a Agustina Macri por su condición de hija del presidente es una típica conducta fascista consistente en extender las culpas a los vínculos familiares. Pobres tipos. Anarquistas que ignoran las diferencias entre anarquía y fascismo. Las ignoran y no les importa ignorarlas.

Fuente: ROGELIO ALANIZ