Había transcurrido el primer tramo del período inicial en Kiev. Liverpool era más que Real Madrid, a quien dominaba en todos los aspectos del juego. Allí fue cuando sucedió la acción de la polémica absoluta.
Sergio Ramos arrastró a Mohamed Salah, figura del elenco de Jürgen Klopp, que quedó tendido en el suelo con claras muestras de dolor. El árbitro del compromiso, en tanto, no sancionó ni infracción.
El delantero, máximo goleador de la Liga inglesa y autor de diez goles en la actual edición de la Champions, intentó continuar en el juego, pero un minuto más tarde cayó otra vez al campo y tuvo que ser reemplazado.
El egipcio, principal estrella de su selección, abandonó el campo entre lágrimas y se teme que la lesión le pueda costar su presencia en el Mundial de Rusia.