Hoy es el día que más esperaban las siete víctimas que denunciaron al sacerdote Justo José Ilarraz por los abusos perpetrados en el Seminario Arquidiocesano de Paraná, entre 1985 y 1993. Cuando las vejaciones sucedieron, esas víctimas tenían entre 12 y 14 años.
Este mediodía, el cura fue sentenciado a 25 años de prisión por esos delitos, a manos de la Justicia de Entre Ríos. La condena fue emitida en forma unánime por los camaristas Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel, quienes encontraron al religioso culpable de los delitos de promoción agravada de la corrupción de menores y abuso deshonesto, por ser encargado de la educación de los chicos que tenía cargo y que lo denunciaron.
La causa
Los hechos por los que se emitió la sentencia ocurrieron en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, de la ciudad de Paraná, entre 1985 y 1993.
La investigación penal reconstruyó minuciosamente los hechos, que rozan a las máximas autoridades del clero local, incluyedo al actual arzobispo Juan Alberto Puiggari y al cardenal emérito Estanislao Esteban Karlic.
Después de seis años de instrucción se llegó a la etapa de juicio oral. En los alegatos tanto la Fiscalía como las querellas particulares habían reclamado para Ilarraz la pena de 25 años de cárcel.
Por su parte, la defensa se abrazó a la estrategia del cura, que en su ampliación indagatoria denunció que se había gestado un plan en su contra ideado por uno de los exseminaristas para perjudicarlo, al igual que a la cúpula eclesiástica. En esa línea reclamó la absolución.
Cabe tener en cuenta que en la Corte Suprema de la Justicia está pendiente de resolución un recurso extraordinario en el que la defensa plantea la prescripción de la causa por el paso el tiempo. Así las cosas, si la Corte se pronuncia a favor de la prescripción, el fallo conocido este mediodía debería anularse e Ilarraz sería sobreseido en la causa.