En enero pasado, LT10 advertía sobre un falso novio inglés que prometía regalos y amor a mujeres argentinas, y terminaba estafándolas. Sus víctimas fueron al menos 20 y procedían tanto de nuestra ciudad como de otros lugares del país.
Menos de dos meses después, el estafador volvió a la carga, o quizás nunca se detuvo. Y de hecho, se sospecha que podría ser más de uno. Pero el modus operandi es el mismo.
“Son hombres que contactan por las redes a mujeres que están, supongo yo, en sitios de citas. Siempre inician la relación con ellas invocando un interés romántico. Algunos incluso les piden fotos desnudas, seguramente para extorsionarlas luego. Algunas chatean por meses con estos hombres, aunque nunca por videochat”, comenzó contando María Isabel Rodríguez, jefa de Sumarios de la Aduana de Santa Fe.
¿Y por qué consultar a alguien de la Aduana? Porque es allí donde las damnificadas se enteran de que han sido estafadas: cuando van a buscar una encomienda que jamás llega, porque jamás fue enviada.
En el supuesto trayecto hasta su destino, la encomienda queda teóricamente varada, según informa el “enamorado”, “porque es un regalo de mucho valor, porque contiene dinero o porque proviene de países con control antiterrorista”. Entonces, el hombre pide que la interesada deposite entre 10 mil y 13 mil pesos para “liberar” ese paquete. En una segunda vez, redobla a apuesta, y solicita entre 47 y 50 mil pesos. Luego, desaparece de la faz de la tierra y de las redes.
Por estos días, sostuvo Rodríguez, la sospecha es que “se ha extendido el ‘know how’ de esto”: ya no es sólo un inglés, sino que están recibiendo en la Aduana “solicitudes de información y los teléfonos son de Estados Unidos, mientras las cuentas donde hay que recibir dinero están en la India u otros países”.
Incluso una mujer de Rafaela fue contactada por cuatro personas distintas con ese mismo perfil. Y ya no sólo buscan como presas a señoras de 50 años, sino también jóvenes de 30. La estafa, así, se diversifica y expande. Y con ella, sus potenciales víctimas.