Fueron dos de las personas más importantes en la vida de sus seres queridos. El perderlos dejó un gran vacío en sus corazones. Han sido enormes personas y buenos amigos. Siempre serán recordados, entre otras cosas, por esa alegría que transmitían. Es difícil aceptar no volverlos a ver ni disfrutar de su sonrisa constante y ganas de salir adelante.
Son un recuerdo muy grato para todos. Siempre lucharon por lo que quisieron. Su generosidad y buen hacer eran sus señas de identidad. Les agradecemos lo que hemos aprendido de su saber, de su tranquilidad y semblanza, de su buen humor.
Aunque ya no estén aquí, siguen ocupando un lugar de privilegio en quienes los queremos. No poder verlos ni abrazarlos nos provoca un gran pesar. Su memoria siempre está con nosotros. Las cosas que vivimos juntos son nuestro único consuelo, la única prueba de que tuvimos y compartimos una amistad tan maravillosa como la de ustedes.
Eran capaces de hacer disfrutar desde ricas charlas de hockey, como hasta de levantar el ánimo con una buena broma. Contagiaban entusiasmo y nos hacían ver la vida más feliz y llevadera. Dolores Niel y Adrián Ulla, a 15 años de su desaparición física, sepan que los tenemos SIEMPRE PRESENTES. Se llevaron el cariño y respeto de todos los colegas que tuvieron la oportunidad de cruzarse en su camino. Son motivo de inspiración por la pasión y empeño para lograr sus sueños o metas. Solo muere quien es olvidado y ustedes, por su infinito amor hacia nosotros y nuestro deporte, siempre serán recordados.