Interés General - José Mareco

Viernes 24 de Noviembre de 2017 - 08:00 hs

“Si llegó a 3 mil metros, el submarino fue aplastado”

El experimentado submarinista integró la tripulación del ARA Santa Fe en el desembarco en Malvinas. Advirtió que la nave desaparecida podría haberse convertido “en un ataud de acero”.

Actualizado: Viernes 24 de Noviembre de 2017 - 10:48 hs

José Mareco, experimentado submarinista que integró la tripulación del ARA Santa Fe en el desembarco en Malvinas en 1982, habló con el programa El Cuarto Poder sobre la búsqueda del ARA San Juan y la incertidumbre sobre lo ocurrido.

“Esta semana la estoy viviendo como si yo estuviera a bordo del San Juan”, admitió Mareco, quien ingresó a la Armada en 1967, cuando tenía apenas 16 años de edad, y que fue tripulante del ARA Santa Fe y del Santiago del Estero.

Su relato graficó las escasas chances de sobrevida de una tripulación en caso de una explosión del submarino y su caída a miles de metros de profundidad, en los oscuros abismos del océano, alejado de la plataforma marítima.

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Claustrofobia

Mareco sabe con claridad que lo sucedido con el ARA San Juan “es el riesgo” de su profesión, y reconoció que lo mismo les podría haber sucedido en 1982 antes de la llegada a las islas Georgias durante el conflicto bélico con Inglaterra.

“El submarinista está preparado profesionalmente, y sabemos que algún día puede ser la última inmersión”, aseveró.

Son muchas las exigencias para un tripulante de submarino, pero la principal a la que se someten en la escuela de submarinistas es a la de “no sufrir de claustrofobia porque aún estando en el puerto, se baja la escotilla y no ves más el sol”, según relató.

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Ataúd de acero

El submarinista dijo no perder las esperanzas de “algún milagro” sobre el destino del ARA San Juan, aunque admitió que están “casi truncadas”, porque si el submarino explotó -como se presume- las averías deberían haber sido grandes. Además, en caso de haber existido sobrevivientes dentro de la nave, deberían haber muerto por la presión del mar a semejante profundidad.

“Si llegó a 3 mil metros de profundidad, yo estimo que la presión del mar lo aplastó como una lata de durazno. Por ejemplo, los equipos que llegaron al país en estos días (para ayudar en la búsqueda) pueden llegar sólo a 600 metros porque después de esa profundidad el submarino se aplasta, es un ataúd de acero”, explicó Mareco.

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Audio: José Mareco (submarinista)

Fuente: LT10