Unión - Por Gustavo Mazzi

Viernes 28 de Julio de 2017 - 07:44 hs

Diego Barisone: Señor defensor, descanse en Paz

Se cumple el segundo aniversario del fallecimiento del ex defensor de Unión y en Diez en Deportes lo homenajeamos con la columna del Turco Mazzi.

Actualizado: Viernes 28 de Julio de 2017 - 15:59 hs

No me puedo explicar escribiendo estas líneas. Dejo pasar el tiempo y cada vez se me hace más difícil. Mi poder de concentración no logra superar la maldita muerte de un pibe que tenía toda una vida por delante. Al diablo con su gran carrera… Diego Barisone dejó de existir y es ahí donde no hay revancha. Tengo una obligación moral de decirle adiós a un tipo tan querido, tan derecho, pero estoy ampliamente superado por el dolor que inunda este ambiente del que me siento parte.

Diego estaba enamorado del fútbol. Así vivió…así murió. Por el fútbol tuvo postergaciones y frustraciones. Por el fútbol tuvo pasión y una gran dedicación, acompañada de estupendas condiciones. Tuvo todo lo necesario para llegar, para mantenerse y para triunfar. Diego tenía amor por Unión. Ese sentimiento que se transmite por vía endovensa de generación en generación en tantas familias como la de Barisone. Acaso fue el legado más grande de Gerardo, que junto a María Rosa, se encargaron de cimentar en su muchacho, la educación, los valores y buenos hábitos, tan poco frecuentes en este cada vez más vapuleado fútbol.

"Bari" era simple, sin estridencias, transmitía pureza, transparencia. Era valiente, honesto, trabajador incansable, pragmático, discreto, introvertido, generoso y familiar. Muy fiel a los colores rojo y blanco, y fiel a sí mismo, tal y como lo definieron sus grandes amigos, compañeros de adolescencia y de vestuario. Su mayor deseo era jugar. Con tozudez y perseverancia. Con algunas limitaciones que sabía disimular muy bien con su irrenunciable sacrificio y entrega. Sus pasos fueron sólidos y seguros. Su trayectoria tan sobria y ascendente como él mismo. El fútbol le tendrá reservado un espacio “central” a un chico cuyas virtudes se asocian a lo sencillo.

Claro que la muerte de todo joven siempre golpea… pero Barisone era un poco de todos, como es el fútbol en Santa Fe. Barisone era de Unión, pero representaba la esencia de esta pasión. Era el pibe que arrancó en la escuelita pateando la pelota por diversión acompañado a sol y sombra por el viejo. El que cumplió todas las etapas habidas y por haber, hasta que un día llegó el telegrama del primer contrato, enviado por la dirigencia del club de sus amores. Y su carrera fue alegría y alguna desazón. Fue risa y también llanto. Fue ascenso y descenso. Fue sueño y realidad. Fue ir y volver. Fue Unión. También Argentinos Jrs y Lanús. Pero siempre Unión.

Toda la familia futbolera tiene secuelas de ese trágico accidente. Los propios y también los extraños. Los de acá y los de más allá también. La grandeza, la sensibilidad y la hombría de bien no supo de colores de camisetas y así quedó reflejado en esos días de doloroso y sentido luto. La muerte, impiadosa como siempre, se llenó de injusticia. Desalmada, cruel, brutal, atroz… llegó feroz sin avisar. Juro que todavía me duele el alma cuando lo recuerdo. Pienso en Gerardo, en María Rosa, en su hermana, a quienes no tengo el gusto de conocer, y ruego a Dios misericordia.

El Tate le rendirá homenaje “al pibe del club que se fue de gira” hace justamente dos años. Diego Barisone llegó al mundo en los albores del “Gloriso 89 Tatengue” y su despedida fue frente a “su club”, 26 años después, justamente un 29 de julio (día de su sepelio). Unión siempre le guardará un lugar de privilegio en su memoria, en su corazón y en su historia.

SEÑOR DEFENSOR, con el respeto de siempre... Descanse en Paz.