Unión - Columna de opinión

Domingo 25 de Junio de 2017 - 21:51 hs

"En Unión, es la hora de Spahn", por G. Mazzi

El Tate cerró este domingo la temporada 2016/17 de Primera División.

Actualizado: Lunes 26 de Junio de 2017 - 11:08 hs

Foto En el área

A Unión le faltó en este semestre tanto fútbol, como fuego, arrojo, osadía… y ni hablar, jerarquía Una alarmante involución con relación a los últimos tiempos dejó una gran decepción en su gente. Está claro que los actores no dieron la talla en una temporada que prometía encanto y terminó en frustración. Se atropellan los llamados de atención para la dirigencia, principales responsables, pero no los únicos. Si los éxitos hacen pié entre CD, entrenadores y jugadores; en el fracaso la ecuación debe ser la misma; aunque suele ocurrir en este muchas veces cruel juego, que las victorias tiene paternidades absolutas, y las derrotas quedan huérfanas y plagadas de excusas.

El cierre del campeonato fue de una modestia estremecedora. La confusión fue pavorosa en cada decisión. Desde la salida de futbolistas sin reemplazos dignos, hasta nombrar a Marini de entrenador. Si bien no hay catástrofe deportiva como algún pesimista sector lo exagera, sí se advierte un clima de tensión, de crisis futbolística y de mucha preocupación, porque si el promedio no tambaleó en esta temporada fue por los ahorros “made in Madelón”.

Ahora, el margen de error de los santafesinos se achicó hasta alcanzar niveles insoportables. Así lo hizo saber el público la semana pasada en el mismo “15 de abril”. Es que no sólo se perdieron una cantidad enorme de valiosos puntos; es mucho más que eso, se rifaron kilos de autoestima, de prestigio y hasta de tranquilidad futura. 

La cátedra futbolera esgrime -cual dogma irrefutable- que la única receta para garantizar una buena campaña es la llamada trilogía del éxito, compuesta por dirigentes, jugadores y cuerpo técnico. Eso que muchos con tanta liviandad denominan “proyecto” y que al mismo tiempo abortan con la misma facilidad a la primera de cambio. Bueno, en el Tate se ruega: un recambio en la conducción del fútbol (todos presentaron la renuncia por pedido del Presidente); elegir un DT con prestigio y pergaminos; y refuerzos con determinado nivel que no sean de dudosa precedencia. Y si bien esto es fútbol, lo primero que se necesita es disminuir riesgos.  

“La adversidad es el mejor momento para expresar la adhesión, porque es el momento donde es más difícil ser fiel", dijo Bielsa alguna vez.  En este momento, el fútbol profesional de Unión necesita más que nunca la fidelidad de todos sus protagonistas. Pero también se demanda capacidad, compromiso, solidaridad. Sólo así podrán dejar atrás el permanente contraste entre la gran expectativa y la cruda realidad de no llegar a la meta con objetivos cumplidos.

Frente a estas nuevas turbulencias, de Spahn se espera que transmita tranquilidad, confianza e ilusión. Porque la ilusión es un lugar insustituible que jamás debe resignar el conductor de una entidad que respira futbol. El verdadero liderazgo aflora  en las malas. Se lo vió capear el temporal en un club raquítico económicamente el día de su desembarco. Luego lo levantó. Ganó, perdió, subió, bajó, pagó, compró, vendió… y esta vez no alcanzó. Es hora de cambiar. De mejorar, de sumar, de progresar y de dar el postergado salto de calidad. En Unión, es la hora de Luis Spahn. Por más historia, pero necesariamente con menos histeria.

Fuente: LT10