La alegría del clásico se apoderó esta vez de los que se identifican con los colores rojo y negro. La edición 87 del clásico santafesino fue para Colón, que de visitante superó con dos cabezazos a Unión por 2 a 0. Ortíz y Garnier fueron los artilleros del Sabalero que ganó el duelo de la ciudad despues de cinco partidos ante su eterno rival; a quien no vencía en el "15 de abril" desde 1998.
La etapa inicial transcurrió entre el esfuerzo por alejar el peligro de campo propio y las escasas ideas para elaborar juego. Con las ya conocidas limitaciones ofensivas, se jugó lejos de los arcos y sin grandes emociones.
Como era de suponer hubo mucha entrega en la mitad y poca predisposición al juego, por ende, las llegadas fueron esporádicas y de relativa profundidad. Se puede contar como “importante”, un remate de Pittón que recibió una excelente asistencia de Godoy desde la otra banda. Una de Gamba que controló seguro Borun. Y por el lado de la visita, un zafarrancho en el área Nereo que terminó con una falta al uno rojiblanco. Además, un cabezazo de Ortiz, que estaba en posición adelantada.
Se respetaron mucho y se repartieron los méritos. Apenas dos tiros al arco de Unión y uno de tiro libre y lejos por el lado de los Sabaleros. Poco y nada. Conti fue lo mejorcito de la etapa inicial, sólo por despejar sin complejos todo lo que cayó cerca suyo.
La parte complementaria fue más emotiva. Si bien la historia arrancó con confusiones y piernas fuertes, avisó Colón con un cabezazo de Ledesma y acertó con Guillermo Ortíz. A los 13 minutos del segundo acto, el zaguero volvió a ganar en el área local y abrió el marcador y el partido. Primera ventaja del elenco forastero en una pelota detenida.
Si bien el juego nunca le escapó a la vulgaridad, hubo más emoción a partir de la necesidad de uno y las ganancias de otro. En cuestión de segundos se quedaron con uno menos los dos. Primero Torres golpeó a De Iriondo y Loustou lo mandó a las duchas. Y poco tiempo después, el volante central Tatengue empujó a Leguizamón cuando demoraba su salida del campo. Segunda amarilla y también afuera. Pecados de juventud.
El final quedó abierto. Unión impactado por el gol en contra y desesperado en busca de la igualdad. Colón replegado y agazapado para liquidar el pleito en una contra, con un Diego Vera fundamental para encabezar la ofensiva del conjunto de Domínguez. Y así fue nomás. Otro pelota llovida al corazón del área rojiblanca y Garnier apareció de atrás para ganarle la posición a Sánchez y poner el 2 a 0. Un calco del tanto anterior. Precisión y concentración para sacar ventaja de los detalles para ganar un partido. Así de simple, así de certero.
Por aquello del que pega primero pega dos veces, el rojinegro se terminó quedando con el partido más importante de la ciudad, no sin antes, recibir la roja por agresión mutua Algozino y Silva, para dejar los equipos con nueve hombres en cancha, aunque sólo quedó tiempo para el lucimiento de Broun sobre el final.
Después de 5 clásicos (3 triunfos de Unión y 2 empates), en un encuentro ordinario, peleado y con aciertos individuales de pelota parada, esta vez la alegría es toda Sabalera por más "fino" en jugadas decisivas. La victoria fue para los del barrio Centenario que desde 1998 no salía victorioso del “15 de abril”.
Porque acertaron en el momento justo y supieron sacar provecho del desconcierto del Tate, Colón se llevó los tres puntos de la Avenida.