El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, intentó justificar el hallazgo de elementos de tortura y autoflagelación como látigos y ciclicios en un convento religioso al asegurar que las monjas "tampoco lo usaban todo el día, sólo los viernes por un ratito" y destacar que forman parte de "tradiciones corporales".
"No son torturas, no son obligatorias, y libremente, los que quieran pueden usar el cilicio, que no son como los que se mostraron, tienen 'pinchecitos' que se ponen alrededor de la pierna pero no lastiman ni sacan sangre", expresó Puiggari.
"No digo que no haya problema", aclaró, pero preguntó: "¿Es un problema para que intervenga la Justicia así? ¿Estamos en el paraíso terrenal donde no hay problemas para que ocupemos policías en un gran operativo?".
El arzobispo dijo que las "Carmelitas Descalzas que están en Nogoyá forman parte de una congregación religiosa que nace en Occidente en el siglo XIV y la madre fundadora es Santa Teresa, una mujer que cree que la Iglesia necesita monjas que se entreguen a la oración en clausura, para rezar y hacer penitencia, está aprobado por la Santa Sede".
Puiggari indicó que las prácticas "fuertemente penitenciales" se piden "a todos los cristianos, y hacer penitencia es un sacrificio para unirse a la pasión de Jesús, no es sufrir", y las comparó al "sacrifico" que realizan los periodistas cuando sufren frío para una nota.
"Yo no digo que está todo diez puntos en el convento de Nogoyá, pero se hubiese podido iniciar como un proceso común, no de esta forma. Son todas mayores de edad, por lo menos desde que estoy yo no ingresaron menores", agregó.